lunes, 21 de junio de 2010

¿SUEÑO?,¿VERDAD? ¿VIVENCIAS...?

Con aquellos amigos que ya se fueron físicamente, y algunos otros, nos encontrábamos en la plaza más renombrada y antigua de Córdoba: La del Potro, esa que, desde tiempos inmemoriales fue y sigue siendo la más litereria de esta pablación; pues todos los que manejaron la pluma con gran maestría y acierto y los que aún con modestia continuamos haciéndolo, jamás podemos echar en el olvido que, en la antigua posada de esta plaza se alojó el padre de las letras castellanas, nuestro insigne don Miguel de Cervantes, y que allá en los viejos tiempos cuando en la mencionada plaza se solían hacer los tratos y trueques del diverso ganado que allí reunían los tratantes para su negocio....

Pues sí, allí en el centro donde se contruyó la fuente exagonal donde un potrillo alzado de manos hace recordar su origen de rastro de ganado, con esos caños vomitando fresca y abundante agua, en el silencio cordobés de aquellos tiempos, en la nocturnidad de sus espléndidas noches, nos encontrábamos muchos compañeros de aquella peña que en el año de 1953 fundamos unos cuantos amigos del arte andaluz...

Yo veía cómo mis grandes amigos y tocaores de guitarra, Pedro Lastre y Pepe Baena, tocaban al unísono unas seguriyas que yo le cantaba con aquella previlegiada voz y garganta con que Dios me había premiado.

Los vecinos de aquel típico barrio, en vez de molestarse, abrían ventanas y balcones, y sus aplausos confundíanse con el rumor de la caída del agua sobre el pilón de la típica fuente que, a aquellas horas de la noche no era nada menos que un delirio musical andaluz que un día ya lejano heredamos de la raza árabe cordobesa...
No sé decir, si esto que cuento es verdad, es sueño, añoranza o debilidad mental de un viejo recuerdo vivido en otros tiempos. Sólo con certeza puedo decir que, cuando me vi totalmente despierto en mi cama, la humedecida almohada me mojaba la mejilla...

Rafael

sábado, 19 de junio de 2010

POBRE NIÑO, TERCERA PARTE

Aprisa, por favor, --gritaba la mujer—con voz descompuesta y nerviosa.

Reemprendí la marcha con algo de más velocidad que lo accidentado del camino permitía, mientras escuchaba los lloriqueos, entre dientes, de aquel padre que no podía concentrar su ánimo de hombre al que, su mujer animaba con palabras d esperanza.
Yo miraba al chiquillo con disimulo, y el desfondado ánimo del padre me daba la razón
del estado de gravedad del enfermo… “¿Usted sabrá cual es el pueblo más cercano, verdad?”, me preguntó la mujer con palabras cada vez más excitadas, mezcla de pena y esperanza, queriéndome agradecer con la triste mirada de sus ojos, el primer remedio para la salud de su hijito.

--Sí, lo sé pero esa no es mi ruta.

--¿Qué usted no va para ese pueblo?

--No iba; ahora iré para donde sea menester.

Casi no me dejó terminar la frase, y asiéndose con sus nerviosas manos a mi brazo derecho, me repetía, casi rayando en la demencia. ¡El Dios se lo pague!

Por una de las muchas curvas que, creo aún hay por la entrada de ese pueblo, me hizo el alto la pareja de la Guardia Civil dispuestos a sancionarme por estimar que mi vehículo circulaba a más velocidad de la imitada y de las circunstancias que el camino permitía… Les Expuse el motivo, y los dos guardias miraron al enfermo y luego se miraron entre sí. Arranque pronto y váyanse –dijeron--.

En mis años de profesión, sólo en este especial caso, vi a la autoridad ceder ante la infracción.

Unos días después, cuando regresábamos de nuestro habitual cargamento de ese extenso y bonito Valle de los Pedroches, nos detuvimos frente a aquella astrosa casilla de peones camineros; subimos a preguntar por el enfermo, pero ya no vivía allí aquella familia. El niño,(nos dijeron los nuevos empleados) ya se encontraría por los caminos del cielo entretenido el juego de la paz y la eternidad. Los padres, ante la mayor desesperación por la pérdida de lo que más se quiere en este mundo, no sabían ellos el camino que habrían emprendido buscando un consuelo para tan tremendo dolor.

Rafael.

POBRE NIÑO, SEGUNDA PARTE

Con mucha antelación a que coronásemos la cuesta, salió de aquella casucha una mujer despavorida haciendo la señal del ¡alto! Apartándose los abundantes y enmarañados cabellos de su descompuesto rostro, se puso en medio de la calzada decidida a que se detuviese quienquiera que fuese el que conducía aquel auto que a ella se aproximaba….Así lo hice yo y le pregunté: ¿Qué desea usted, señora?
La mujer me respondió con palabras un tanto atropelladas: ¡Por favor, llévenos al pueblo más cercano!. Precisamos a un médico; tenemos a nuestro hijo muy malito…Esperes, espere un momento; ya viene mi marido con él”. Y si como un extraño agente superior comunicase a sus manos una fuerza monstruosa, púsolas apoyadas sobre el camión con el instintivo fin de inmovilizarlo…¡Como si yo intentase eludir su petición y ruegos de madre!

Por unas escalerillas terrizas que descendían hasta la carretera, bajaba el hombre con el muchacho en brazos…”Mírele, señor, qué malito está—decía la mujer---sin despegar sus manos del capó del camión, como si su débil fuera femenil fuese la que tenía detenida a la potente máquina.
A aquel hombre parecía como si sus fuerzas se le fuesen agotando por momentos para terminar de bajar los peldaños que quedaban hasta la cuneta, con su hijo en los brazos; se le doblaban las piernas, y las extremidades superiores se le alargaban tanto que, daban la sensación que iba a caer de un momento a otro con aquella muralla de amor que comenzaba a desmoronarse de esta vida y que aprisionaba sobre su pecho.
Mi ayudante, como presintiendo y mal grave, dio un salto con la agilidad de su juventud y se encaramó en la caja del camión, dejándoles sitio a estos necesitados para que subieran a la cabina y se acomodaran con el niño enfermo…

POBRE NIÑO.

¡POBRE NIÑO!

Aquella madrugada habíamos salido para un pueblo de la sierra: Era verano. Un verano de esos que asfixia a los segadores junto a las mieses y derrite el alquitrán de las carreteras haciéndolo correr a chorros semejante al alpechín de los molinos de aceite. Aún por la madrugada, no se había sofocado ese calor que anunciaba otro próximo día de horno ardiendo…¡Qué bochorno dentro de la cabina del camión! Por ambas ventanillas abiertas, el aire quería mostrarse acariciador, pero estaba muy lejos de serlo, porque no era fresco. Sólo el olor a pino en que venía envuelto, hacíalo más apetecible
Conforme nos íbamos adentrando por Sierra Morena, ese bonito regalo que la Naturaleza nos premió a los de esta comarca, uno de los escondrijos que fuera un día de aquellos bandoleros que la injusticia hacía criar y crecer por la pobre Andalucía de aquellos tiempos, reales o imaginarios, como fueron José Mª “El tempranillo” o “El Plumita” de Blasco Ibáñez y… otros muchos.

La rosada aurora comenzaba a tintar la tersura del cielo, y los faros de vehículo iban dejando de surtir el efecto que la luz produce en la oscuridad. Mi ayudante hacía rato que no me hablaba ni me ofrecía tabaco; mas, yo iba bien, iba en lo mío.
Desde que empezamos a subir una larga pendiente, se divisaba como montículo de nieve en la cresta de una oscura montaña, sobre peñascos de granito y altas jaras, la blancura de la casilla del peón caminero.

viernes, 11 de junio de 2010

ELGÍA A M, HERNÁNDEZ, SEGUNDA PARTE

No sé si te lloraron mucho aquellos días,
pues los llantos estaban muy repartidos:
Callejones de ayes y suspiros,
plazas con crespones y negros mantos,
paseos con recuerdos de agonía,
avenidas de llantos y más llantos
y un todo de confundida algarabía...

Y tú, sin ignorar tanto lemento
quedaste sobre la tierra fosca y fría
haciéndole gozar a la muerte con tu cuerpo,
aquel que nadie más con vida lo vería.

Te apartaron lentamente para siempre
del cariño de tus seres queridos,
de la paz tranquilila de tu herto,
de la creación de su naturaleza
donde te inspirabas y te sentías contento.

Otras ovejas, que aún pacen, se detienen
al oír aquellas otras compañeras
y miran alos setos de tu huerto:
naranjo, peral,ruiseñor y fuente,
motivos todos, que un día fueran
de tus creaciones primeras, cuando
todavía eras un noble adolescente.

Mas al verte hombre de repente,
te miraron con dolor y pena,
pues todavía tienen presente
tu vida desgraciada, inquieta,
aunque no obstante, te respetaron
y a tu muerte, con dolor lloraron
a su mejor pastor; a su mejor poeta.

¡No pude tener tu amistad ni un día!
Pero tanto has calado en mis sentimientos
al leer detenidamente tu poesía,
que llegué a jurar, y aún te lo prometo,
de visitar tu tumba cualquier día,
y allí, en el silencio amado y triste,
de muertos,ni nichos y de fosas,
contarte lagarmente de esta vida
que, aún sigue siendo ingrata,
si no todas, ¡muchas muchas, muchas cosas!

Rafael. Año de 1967

miércoles, 9 de junio de 2010

POREL PASEO MARÍTIMO,TERCERA PARTE

Allá al fondo del todo, entre las “cañaejas” que separan la miserable industria del viejo maquinista del paseo marítimo, existen las deplorables viviendas cargadas de miseria, de los desheredados de la fortuna. Los hijos de estas familias no pueden viajar en tren; no tienen dinero para sacar el billete aunque se trate de un mísero tren. Así está dispuesta esta vida…
Ya íbamos llegando al final del recorrido, donde el llano de la feria se nos hizo presente, pero antes de su término, en una rampa de cemento que da acceso al mencionado lugar, un ignorado pintor había incrustado la dolorosa imagen de un Cristo que tal parecía que hablaba a los viandantes con su bondadosa mirada.
El viejo legionario se quedó mirando a aquella Faz, y extendiendo uno de sus brazos hacia las referidas chabolas dijo y preguntó: “¿Qué pensará el Señor allá arriba, de las injusticias y desigualdades de aquí abajo”?

Rafael.

POREL PASEO MARÍTIMO,SEGUNDA PARTE

Seguimos caminando hasta el final del paseo. Allá al fondo nos topamos con un minitrén, del cual y de su dueño, me contó la “historia” “Aquel hombre, seco como un junco, de rostro afilado y nariz de indio, había sido maquinista de la RENFE. Cuando le llegó su jubilación se le hacía insoportable acoplarse a la inactividad. Se desesperaba viviendo así. Un cuerpo ágil, sin grasa ni vientre, ¿cómo iba a sentarse en un sillón para el resto de sus días? Lo suyo era manejar los mandos de una locomotora, y él tenía que continuar ejercitando su viejo oficio, y se le ocurrió montar un minitrén de feria, que bautizó con “El tren de la Alegría”.

Allí concurrían casi todos los niños de los veraneantes para viajar en aquel artefacto, gusano mecánico que giraba alrededor de un simulado túnel cubierto por una mugrienta lona de descoloridas franjas y que, al finalizar su trayecto, derramaba, bondadoso, unos juguetillos de plástico para su infantil clientela. ¡Cómo disfrutaban allí los niños día tras día en sus continuos viajes de rotación!

POR EL PASEO MARÍTIMO,PRIMERA PARTE

POR EL PASEO MARÍTIMO

Como cada día, yo iba dando mi paseo matinal con ese compás que aún me queda, cual rescoldo de mis años de juventud. Él llevaba otra marcha más en consonancia con su edad, pero llena de esa marcialidad y rectitud de su doctrinal disciplina.
Con una voz retumbante cual saliese de la oquedad de una caverna, ronca por el tabaquismo, indomable vicio de su juventud, contestó a mis ¡buenos días! y hizo un esfuerzo acelerando su paso para seguir a mi altura. Me di cuenta de su intención, y aflojé mi marcha ante sus deseos.

En la deteriorada epidermis de su brazo izquierdo, se apreciaba claramente un enorme tatuaje; era la imagen de una mujer joven que aún no había “envejecido” a la par de su “lienzo”. Todavía conservaba la negrura de sus ojos , cual poseyese una vida eternas…Aquella mujer había sido su primer amor; y, ¿cómo se olvida eso? Él había tenido el capricho de inmortalizarla en su propia carne.
Cuando le tocó estar en Marruecos y se carteaba con ella,¡qué cosas más bonita e ilusionadas se solían decir! Sobre aquel papel blanco y rayado y el rosa liso que ella le devolvía,¡Cuántas cosas de juventud se contaban…! “Él, en su carrera militar, llegaría lo menos a sargento! ¡Y casi nada era entonces un sargento del Legión!. Luego se casarían como Dios manda y llegarían a ser tan felices como los que así piensan. Pero,¡ay!, la vida no es como cada cuál nos la imaginamos, sino como después a cada uno se nos presenta…”
En su arrugado rostro de vecino de costa, brillaron al sol de la mañana dos lagrimones que rodaron lentamente hasta la comisura de sus labios.

lunes, 7 de junio de 2010

EL PERRILLO, TERCERA PARTE

Después de la lluvia que trajo el temprano otoño, a los pocos días, el campo parecía otro campo. ¡Qué de florecillas habían brotado por doquier! Campanitas amarillas, blancas, azules, malvas… Tal parecía como si un pintor hubiese salpicado sus pinceles a discreción sobre el fondo de una alfombra verde. Del arroyo próximo, subía, en un vaho nebuloso, una suave tibieza acariciando el cuerpo adormecido de tanto placer mañanero.

¡Qué oloroso perfume de las múltiples plantas serreñas viajaba en el invisible viento!
El perrillo, mientras tanto, correteaba por el prado multicolor husmeando con su diminuto hocico las tiernas flores. A veces se me perdía de vista, y luego me lo encontraba detrás de una jara con una oreja encanutada y alerta, como escrutando en el templado viento las casi imperceptibles vibraciones de sus ondas…
Agarré el bastón y le dije que íbamos a dar un paseo por el camino del “Calero”. Él sí me entendió a mí. ¡Qué contento se puso! Emprendimos la marcha paralela al arroyo, lleno de frondosas adelfas y viejos acebuches, y cuando llegamos al cruce de la finca vecina, del terraplén más próximo, como disparado de un cañón salió un conejillo para camuflarse entre los girasoles. Mi fiel acompañante lo vio y lo siguió cuanto pudo, pero al poco volvió con mirada interrogativa: “!¿Donde se habría metido!?” –entendí. ¿quién sabe? Ellos tiene su escondite y los pies más ligeros que nosotros; ¿Cómo, si no, iban a subsistir?
Nos volvimos hacia la cancela de la entrada y él, un tanto sofocado, se fue en busca del cacharro del agua.
Rafael

EL PERRILLO, SEGUNDA PARTE

Cuando voy visitando los árboles frutales, allá en el huerto, viene detrás de mí tirándome bocaditos de cariño en los bajos de mis pantalones obstaculizando mi caminar y haciéndome a veces tropezar con él.¡Qué travieso! Pero es que, además de pequeño, es joven, y ese es, como el de los niños, su trabajo:¡¡Jugar!!
En su territorio no hay quien le tosa. ¡“Cada uno es señor en su casa”! Cuando oye el motor de mi auto, sale loco de contento a mi encuentro. ¡Cuántas fiestas, qué de caricias y agradecimientos cuando husmea el contenido de la bolsa de su comida!
A semejanza del guardián de una obra en construcción que vive su jornada en solitario silencio, él también sufre y soporta, resignado, esa marginada y aburrida soledad donde quizá tenga sobrado tiempo de pensar…¿Quién sabe, qué?

Desanudo el talego y deposito su contenido en el único plato de su “vajilla”, ribeteado de reseca suciedad de su anterior comida; pero él no se fija ni prejuicia detalles.¿Qué más da? Sabe que ha nacido ya siendo perro. Llena su peluda barriguita de las necesarias proteínas y después, con su rosada lengua sorbe un poco de agua como para enjuagarse su dentadura, y ya está dispuesto para echar un ligero sueño a la sombra de la encina grande, que, quizá uno de sus puntiagudos frutos desprendido por el viento, lo despierte de un sobresalto… Después viene hacia mí, me mira fijamente como queriendo confidenciarme algo que yo, torpe, no acierto a entender. ¿Qué me querrá contar? ¿Habrá pasado alguien por el camino fijando su malintencionada mirada en él?
De lo que estoy seguro es que de algo me quiere informar, pero yo lo entiendo.
Qué animalidad la de los humanos no podernos comunicar con otros de nuestro reino!

EL PERRILLO, PRIMERA PARTE.

EL PERRILLO.


No más grande que el ovillo de lana que resbala por la falda de la abuela cuando está haciendo el saquito del nieto, es su blando cuerpecillo. Se podría decir concisamente que no tiene huesos, cual fuese el Platero de Juan Ramón.
No es un perro como otro perro.¡Es muy diferente a otro! Como somos todos los seres.
Son tan puntiagudas y erectas sus orejillas, que parecen dos pitas saliendo de la tierra…¡Qué ojos más brillantes y más negros! Diríase que el carbón queda empobrecido en su color, comparado con la negrura de sus cristales.

Su rabo no es que sea largo, pero muy llamativo por su continuo movimiento, tal como si un resorte mecánico lo moviese. Sus patas (o más bien patitas) que se dejan ver por su peluda envoltura, no son tampoco iguales entre sí; una la tiene más corta…¡Nadie es redondamente perfecto! Él, como otro ignorante cualquiera, parece que se avergüenza de su natural defecto, y esconde su extremidad bajo su peludo cuerpecillo cuando se echa frente a mí, jadeante, por sus locas y alegres carreras. ¿Pensará, como los humanos, cuando queremos ocultad alguna fealdad, física o espiritual, sin darnos cuenta que así es como la estamos mostrando con más exposición?

martes, 1 de junio de 2010

COINCIDENCIAS

Salí con mi amigo “Currillo” por el paseo marítimo, muy temprano por cierto y, aunque está prohibido llevar los perros sueltos, yo me salté a la torera dicha ordenanza.
Caminamos un largo tramo, y no se veía un alma a aquellas horas. Mas un poco más adelante tropezamos con un señor que asimismo llevaba su perro suelto. El mencionado perro de este señor tenía cara de malas pulgas, y cuando vio a Currillo se lanzó sobre él intentando asustarlo cuando lo vio tan pequeñín; pero como las apariencias suelen engañar, aquel animal lo que quería era jugar con Currillo y éste, tomando confianza con aquel, optó por hacer lo mismo.
Aquel señor parecía que no le gustaba que su perro jugara con el mío y se dispuso a cogerlo para amarrarlo. Me di cuenta de su intención y quise hacer lo mismo con el mío, mas ellos dos estaban enfrascados en sus juegos y no se dejaban atrapar.

Aquel hombre, un tanto enfadado gritaba a su mascota pero éste no le hacía el menor caso. Yo comencé a llamar al mío, como es lógico, por su nombre…Currillo, Currillo, ven aquí, pero a Currillo le “suaba” el… hocico de mis llamadas. Yo, cada vez más nervioso y cabreado no dejaba de mentar su nombre. Pero a aquel “sujeto” parecía que no le gustaban mis llamadas y un tanto enfadado me dijo:--Oiga, usted no tiene el porqué minimizar el nombre de mi perro. Quedé absorto sin entender una palabra.
Él cada vez más enfadado, nuevamente se dirigió a mí y me aclaró:-- mi perro se llama Curro y no Currillo. Yo me eché a reí, me acerqué a aquel señor y le aclaré que yo a quien llamaba era a mi perro que se llamaba “Currillo”. El hombre con rostro más amistoso dijo:-- ¡Hay que ver lo que son las coincidencias! Nos estrechamos las manos, atamos a los canes y nos fuimos a tomar un café a un kiosco del paseo.

Rafael

sábado, 29 de mayo de 2010

A MI ANDALUCÍA.

¡Oh, gran Andalucía!
Puerta del Mediterráneo,
galería de las culturas.

Fenicios, griegos, romanos
y árabes, un extensa dinastía
familia de los Omeyas,
que aquí sentaron sus bases,
en esta Córdoba bella,
junto al caudaloso Betis
el de "doradas arenas"
que riega esta gran Región
con líquido de sus venas...

Bella Andalucía, eres mi pasión,
eres mi alegría y en tu acunación
me meciste en la infacia mía.

viernes, 28 de mayo de 2010

TREINTA DE JUNIO

30 DE JUNIO.

Salí como todos los día sobre la siete de la mañana camino de la playa acompañado de Currillo, con mi camiseta roja y su letrero en el pectoral de “ ESPAÑA VA A GANAR”.
Iba eufórico por el camino que ya he bautizado con el nombre de los “conejos”, cuando de repente veo que Currillo se para junto a una viaja chumbera con una mano alzada y sus negros ojillos fijos en dicha mata. Me acerco a él, y un enorme conejo, que parecía un chivo costeño, salta como una cabra montesa y corre a ocultarse entre las tupidas cañas. El perrillo lo sigue cuanto puede, pero al poco vuelve con gesto interrogante como diciendo: “¿Por dónde habrá escapado?”
--Nada, no te preocupes Currillo, sigamos nuestro camino.

Un poco más adelante veo venir un coche por el mismo camino que nosotros llevamos con sendas banderas de España asomando por sus ventanillas y agitadas por unos jóvenes que, entre jolgorio, risa y vivas a la selección, venían cantando : “Campeones, campeones, campeones….” Me aparté para dejarles paso, y cuando vieron mi camiseta con los colores españoles, detienen el coche y se vienen hacia mí con una botella de “whisky” y a la fuerza me hicieron que me tomara un gran trago de esa bebida que yo juré un día no probarla más en mi vida desde una vez que fui a torear a un pueblo de Jaén y el Sr Alcalde, un tal Visiana, nos invitó a su casa y probé aquello por primera vez, una bebida que a mí me pareció repugnante, con ese olor a chinches “espanzurrás”.

Pero en el caso presente, ¡cualquiera se negaba! Aquellos chavales totalmente dipsómanos, me metieron la botella en la boca como se le mete a un niño el biberón y no tuve más remedio que tragar… Ellos continuaron su camino con su borrachera y yo, cuando me ví libre de aquellos “locatas” y aquella bebida comenzó a hacerme efecto, yo allí junto a Currillo pensé echar las tripas por la boca. El perrillo, al verme en tan mal estado aparente, daba saltos y ladraba con todas sus fuerzas a mi alrededor provocando la alarma a dos pescadores de caña que se encontraban en el ejercicio de su afición y que, al oírme acudieron en mi auxilio, pero al llegar a mí y darles el olor a alcohol dijeron: “ anda y revienta so peazo borracho”. Allí me dejaron echando las papillas que me dieran cuando pequeño y ellos se fueron a vigilar sus cañas de pescar.

Estos fueron los resultados que a mí me produjo el triunfo de la selección española de fútbol.

VEINTE EUROS, SEGUNDA PARTE

Cuando volvíamos para casa, una de las gatas que viven de la caridad de los vecinos de aquella urbanización, y que tienen una mala uva de dos mil diablos, se lanzó sobre Currillo haciéndole jirones su carita y dañándole los ojos. El pobrecito lloraba y se refugiaba en mí, pero la maldita felina no cesaba de su ataque. Yo intentando defenderlo para que dejara a mi perro, me arañó en los gemelos… ¡Vaya fiera corrupia!
Con más o menos trabajo pude abrir la cancela, pero un tanto nervioso tropecé y caí de bruces sobre el cemento sufriendo una lesión en una mano.
Después de deshacernos de aquel ataque, ya dentro del salón, Currillo seguía llorando desconsoladamente. Eché mano a un remedio casero que yo sé de antiguo y se fue calmando el “pobre”…….. Después me puse a pensar casi riéndome de mí mismo. Hay que ver lo que es la vida! Después de haber luchado con tanto toro en mi juventud, que una gata me haya ganado la partida.
¡Y es que las féminas cuando menos lo pienses te suelen sorprender!

VEINTE EUROS,PRIMERA PARTE

20 EUROS…

Aquella mañana, en vez de tomar el camino de los “conejos” que va junto a las cañas y está libre de arena, no sé el porqué me guiaron mis involuntarios pasos a caminar junto a la lengua del agua, divirtiendo mi vista en el rompimiento de las albas olas mediterráneas.
Como es costumbre en mí, voy cogiendo piedras chanfletas para probar la fueraza de mi brazo y, comprobar, si el año anterior llegaba, al lanzarlas sobre el mar, más lejos que el presente. ¡Afortunadamente sigo teniendo el mismo tiro! Pero así iba cogiendo una y otra piedra y ejercitando mi brazo.
Currillo, que es hidrófobo total, cada vez que veía que me agachaba a coger una piedra, quizá recordaba lo del año anterior cuando él era un bebé y yo lo lanzaba al agua allá en la playa del Peñoncillo, y recelando de que fuese a ocurrir igual, se alejaba de mí en esos instantes.

Bien, pues así me iba yo distrayendo y él observándome. Una de las veces que me agacho a coger otro guijarro, casi sin mirar al suelo, pongo la mano en lo alto de una cosa suave: eran unas gafas de goma de algún buceador. ¡Caramba qué bonitas eran! Éstas para mi nieto Pedrito que le gusta fondear en las aguas. Sigo adelante con mi manía de ejercitar mi brazo y, al coger otra piedra me pareció ver un azulado papel, le doy con el pie y me sorprenden veinte húmedos euros que, con suma delicadeza fui secando a favor del viento del Sur. Entonces me acordé de un refrán de mi tierra que dice: “Uno por madrugar, se encontró un bozal….Pero más madrugó el que lo perdió”.

SEIS DE JULIO, PRIMERA PARTE

6 DE JULIO

¡Qué panorama más dilatado y precioso presenta hoy la playa de Valle Mar!
Cómo si hubiesen crecido durante la noche, bajo la magia de un fabulosos cuento escapado de una mente imaginativa con exceso, (de otra forma no se puede comprender), a lo largo de la extensa playa una cadena de casetas uniformadas en tamaño y en color; pues sus franjas albiazules, recuerdan los colores de las camisetas del equipo de fútbol malagueño…
A lo lejos, en el casi invisible curvo horizonte, se distinguen unos pequeños puntos blancos. Son algunas retrasadas traíñas camino del puerto para descargar su pesca; más cerca, quizá de lo autorizado por las leyes del mar, aún echaban sus últimas redadas los barquichuelos almejeros, muy distinguidos por sus varales paralelos y verticales en su proa, cruzados por ese listón de madera semejante a una cruz latina.

SEIS DE JULIO, SEGUNDA PARTE

Algunos miembros de las familias, ya en las puertas de sus casetas, se desperezan soñolientos aún del sueño de la pasada noche, viendo romper las olas a sus mismos pies, con su cresta espumosa y blanca como la nieve de montaña.
Los más pequeños del clan, ríen y se alborotan dando marcha atrás para no mojarse los pinreles.

Una bandada de gaviotas pasan graznando a media altura por encima de estas familias que, una más retrasada en su vuelo, deja caer sobre el techo de lona de una de estas casetas, unos residuos blancuzcos de excrementos. Los niños ríen a carcajada por las ocurrencias del ave, mientras los mayores maldicen su inoportuna necesidad intestinal…
Yo sigo caminando junto a Currillo que, al llegar a la altura del chiriguinto de su “amor”, emprende una dislocada carrera hacia él, esperando encontrar a aquella perrita que le había trastornado la cabeza como nos pasa a los humanos cuando nos enamoramos perdidamente.

miércoles, 19 de mayo de 2010

EL SINO DE CADA SER,SEGUNDA PARTE

Así entre aquel odio pasó el pobrecillo su infancia tenebrosa.
Una noche de invierno triste y fría, Andresillo se notó enfermo pero iba alegre porque había agotado su mercancía. Cruzó la plaza pensando en lo sabroso de su cena y en lo calentito que estaría el jergón de paja donde dormía, echando de menos la fiebre que invadía su cuerpo. De pronto oyó un sollozo; era una niña huérfana como él, como él sacada del fango, de la sombra, y compañera de oficio. –¿Qué te pasa?, ¿Qué tienes?—le preguntó Andresillo.
La niña suspirando le dijo que no había podido vender todos los números.
--¿Cuántos te quedan?
--Ocho, respondió la pequeña. ¡Oh santa compasión!
Andresillo le compró los números y siguió caminando hacia su covacha, calculando los golpes que le esperaban…Llegó éste a su cueva y vio en lo oscuro el gastado jergón de paja.
“Si te quedó algún número, a la calle—la mujer gritó--.
--La noche es mala y estoy enfermo--
--¡A la calle! ¡Vete adormir a los bancos de la plaza! ¡A cenar con los perros sin arrimo! contesta la mujer. Y con la rabia que ahoga la piedad bendita, echó al niño a la calle.
Lo que él y la soledad de la noche se dijeron, es un misterio. Tal vez, el alma enternecida de la pobre madre sobre el niño tendió sus leves alas…!
Lo cierto es que, al venir el nuevo día, los carreteros que entraban a la ciudad dirigiendo adormilados sus reatas tardas, le vieron con asombro sobre el umbral oscuro de la casa, rígido, inmóvil, azulado, muerto, a la confusa claridad del alba.

Rafael

EL SINO DE CADA SER,PRIMERA PARTE

EL SINO DE CADA SER

Cuando la inclemencia del tiempo hacía estragos en los débiles cuerpos, él iba gritando por las calles y plazas: ¡El Ideal! ¡El Ya! ¡El Pueblo! Repetía con su ronca voz por el esfuerzo, sobre el fango y la escarcha, cuando hasta las ramas de los árboles se encorvaban y éstos temblaban desnudos por el frío reinante.
Descalzo, con el cuello al aire, mal prendido el pantalón que sólo le alcanzaba a las rodillas. Sobre su áspero cabello la vieja boina agujereada, de dudoso color trigueño, endeble, sin descanso y ágil por las calles y plazas, repetía con su voz cada vez más ronca. ¡El A.B.C.! ¡EL IDEAL! ¡DIARIO DE CATALUÑA!.
No se sabe si así sería su nombre, pero le llamaban Andresillo. Lo más que contaría serían diez primaveras. Su infancia, una penumbra dolorosa y triste. Es decir, un pasaje de Dante, una tragedia. Huérfano desde que abrió los ojos al mundo, fue recogido por mano extraña del suelo del suburbio, hijo de la embriaguez y de la infamia, creció entre golpes y denuestos, sin escuchar jamás esas palabras que parecen el salmo de las cunas y que las madres verdaderas cantan.

Nunca tuvo amigos; pues la miseria y la desgracia están siempre ausentes de compañía. Creció en un antro conociendo sólo el hambre, junto a un hogar sin llamas, y, apenas supo andar, sus manitas cárdenas de frío, ya ofrecían al viandante esas hojas inmensas, llenas de líneas negras. Vendiese poco o mucho, eran los golpes su recompensa diaria. No tenía más remedio que agotar su mercancía gritando: ¡EL A.B.C.! ¡EL PUEBLO…! Para aplacar la fuerza del verdugo, aquella mujer salvaje y sin entrañas, que amparó, no se sabe el porqué, aquél hijo del misterio y la crápula…
Si Andresillo le decía perdón, madre, entre un turbión de lágrimas, ella le contestaba:
--Yo no soy tu madre. Tu madre fue una horrible mujerzuela… ¡¡Un aborto del mal!! ¡No llores! ¡Calla!...

domingo, 16 de mayo de 2010

EN EL ÁRBL FRONTERO,SEGUNDA PARTE

Cuando ya habían nacido los polluelos, sus seres queridos, se los veía locos de contentos con sus alegres conciertos y revoleteos sobre la cima del árbol. Iban de vacío y volvían de cargado con el saltamontes atravesado en su pico para depositarlo en una de aquellas bocas orladas de amarillo que esperaban solícitas el alimento necesario para su desarrollo corporal.
Aquellos padres eran incansables en su tarea. ¡Cuánto amaban a aquellas cosillas tan diminutas! ¡Qué grandeza se fragua de tan poquilla cosa! Ya, el amor de pareja había derivado en amor de hogar con ese tenue y templado calor familiar, vivificando con ello, cuando sus componentes permanecen unidos y sus corazones laten al mismo ritmo y compás.
Pero he aquí lo que es la constante oposición inclemente y demoníaca. Esas tormenta que suelen aparecer en los últimos día primaverales, emborronando el Cielo y maltratando el suelo, cuando los campos ahogados en perfumes y reventados de flores varia, haciendo de dicha estación un deleite sin igual, troca en desgracia todo lo que antes era alegría y bienestar.
La lluvia había hecho estragos en muchos hogares y el nido había venido a tierra. La capa plumífera que preserva a las aves, no había aparecido aún en los cuerpecitos de estos guacharros, y la torrencialidad del agua caída, los privó de seguir con vida en este mundo animal… Aquella inclemente tormenta había roto el mecanismo de una familia recién formada, dejando sus piezas más débiles destrozadas por entre el follaje del jardín…
¡Qué manera de expresarse los padres en su intraducible lenguaje agobiados por el dolor viendo a sus seres queridos, minúsculas partes de sus propias entrañas, desnudos e inertes, sin más acompañamiento familiar, sin cumplidoras amistades ni ceremonias religiosas que despidiesen a los finados! Sólo ellos dos, en su justa protesta, maldecían los fenómenos de la Naturaleza que nos dan y quitan la vida.
Rafael.

EN EL ÁRBOL FRONTERO, PRIMERA PARTE

EN EL ÁRBOL FRONTERO.

Lejos de ese contrato social que la mayoría de las veces conduce al hombre a grandes errores, farsa e hipocresías, ellos, sin más presión que las del libre amor, habían comenzado a fabricar su nido. Yo les veía llegar por las mañanas temprano y a cualquier hora. Ellos no entienden de reloj ni están sometidos a ninguna dictadura inventada por los hombres. Cualquier hora es buena para amar, trabajar o construir…
Con una ramita en su pico, un esparto viejo o una maraña de pelusa atenazadas en sus débiles extremidades, era suficiente e importante para aportar a la obra de su hogar; aquel que habíanse propuesto edificar en su deliberada elección, pero empujada por la necesidad fisiológica, sobre la copa de un árbol del jardín comunitario y frente a mi vivienda de cemento.
Yo les vigilaba con máxima atención y prudencia, pudiendo ver las mañas que se daban, cargadas de laboriosos artificios, sin concursos familiares, ni torpes consejos ajenos. Sólo la Naturaleza les había llevado al apareamiento en la perentoria necesidad que la Creación nos dicta a todos los seres de la Tierra…

Hacía unos días que iba decreciendo el laborioso acarreo de materiales constructores hacia la copa de aquel árbol; posiblemente ya estaba a finalizar su obra… De vez en vez se la veía salir de su nido, sólo unos momentos. Pero era tan hábil y sigilosa para ocupar nuevamente su morada de amor, que de no estar muy atento, apenas daba ocasión de verla entrar en ella.
Él, siempre vigilante a la presencia de cualquier intruso, no se separaba dos cuartas de sus dominios territoriales.

sábado, 15 de mayo de 2010

EL HUERTO,QUINTA PARTE

Cuando algunas veces suelo ir por aquel lugar, sólo por añoranza, pienso más de una vez que, si se produjese el milagro de poder recuperar aquella propiedad algún día, yo volvería a replantarlo con los mismos árboles que éste tenía cuando yo era niño, y los pondría a disposición de todos cuantos vecinos quisieran saborear sus devengos. Mas ya nunca será posible. Cambió tanto todo en nuestra geografía agraria que, en su desierto, seguiremos echando de menos los que esto tuvimos la suerte de vivir aquello: la alegría de sus gentes que tan felices éramos en aquellos tiempos. Jamás se verá ni oirán sus zagales tras su rebaño, gritando alegremente a sus componentes, ni a los gañanes tras su yunta de mulas se les escucharán los valientes fandangos que el viento transportaba a otros campos vecinos, alegrando la vida de cuantos los poblábamos.

Tampoco pasarán ya los colindantes del otro lado de la carretera, con sus mulos tordos aparejados con sus aguaderas de seis cántaros a llenarlos en el pozo de la “Caena”.
Y siendo así, como nunca más ha de ser, a veces cierro los ojos y veo con los del recuerdo, todo aquel trajín cotidiano de aquella mi feliz y alegre vida campesina…¡Era mi infancia, mi juventud! Y después nada, nada. No. ¡Aquello no volverá jamás!

Rafael.

EL HUERTO, CUARTA PARTE

Ya bien entrada la noche se pudo rescatar aquel extraño cadáver, de bello ropaje, que ya no lo parecía tanto cuando lo sacaron a la superficie. Efectos de esa transformación por la que todos hemos de pasar una última vez en la vida… Y, ahora qué se haría con aquel animal muerto que ya había perdido hasta su tratamiento de “real”. Pues como en el campo todo se come, y por aquellos tempos con más apetito y menos escrúpulo, así que un poco de vino en el mareo y a olvidar su “realeza”. Mas como aquello de “Real” sonaba a bueno, ocurrió como decía don Jacinto Benavente: “En cuanto se dice que una cosa es buena, ya se está tratando de comérsela”, y los huesos para los perros que también debían pillar algo…

También se acabó el Huerto un día como todo se acaba en esta vida.. Por mor de sus ricos frutos que ofrecía a propios y extraños, su bondad vino a dar con él en la nada. El Huerto se encontraba junto al camino que conducía al pozo nuevo, aquel que surtía de agua a todos los vecinos del lugar. Algún que otro muchacho se detenía a saborear sus ricos frutos y esto le caía muy mal a uno de sus dueños. La soberbia que en algunas personas conlleva el orgullo de la propiedad privada y otros ignorantes fueros del género humano, pusieron en la mente de aquel propietario, casi un arrebato demencial y ¡zas!, abajo todos los árboles del Huerto.

ELHUERTO, TERCERA PARTE

Un poco más adentro se pavoneaba la acacia con sus defensoras púas; pero los traviesos gorriones la elegían para camuflarse en su tupido ramaje. Mas allí estaba Antonio Calero, aquél hábil tirador de todo armamento, que los descubría y descolgaba en silenciosos disparos de su tirachinas, poblando aquella vertical del espacio de pequeños copos de plumas de sus débiles cuerpecitos…¡Qué inconsciente asesino!, pero era mi amigo y yo, su confidente “tragón”.¿Qué ricos estaban con su ajito picado…También tengo memoria de otras dos higueras que completaban aquel espacio de terreno.. Una producía higos negros y otra los daba blancos..¿Cuales eran más dulces? Pues, al cabo de tanto tiempo no voy ahora a entablar conmigo mismo una competencia de comparaciones, si realmente existía muy poca diferencia. ¡Eran tan ricos unos y otros!

Pero, ¿por qué estoy contando esto? ¡Ah, seré bobo! Pues, ¿por qué va a ser? Acaso esas cosas de la infancia se pueden olvidar así como así? No, ¡hombre, no.! Hay que tener memoria! Casi en el centro de esta arboleda estaba el consabido pozo; el pozo viejo. Sí, allí estaba aunque fuese para constituir un peligro para los inocentes… No olvido aquel día que, alborozados los niños, y tristes los mayores, todos esperando el resultado de alguien que se ingenió, en sacar del fondo de aquellas aguas, el bello animal que, posiblemente atraído por el líquido espejo, vino a caer en la trampa final de este mundo. Era un pavo real que el novio de mi hermana habíale regalado por su onomástica.

EL HUERTO, SEGUNDA PARTE

Un poco más adentro se pavoneaba la acacia con sus defensoras púas; pero los traviesos gorriones la elegían para camuflarse en su tupido ramaje. Mas allí estaba Antonio Calero, aquél hábil tirador de todo armamento, que los descubría y descolgaba en silenciosos disparos de su tirachinas, poblando aquella vertical del espacio de pequeños copos de plumas de sus débiles cuerpecitos…¡Qué inconsciente asesino!, pero era mi amigo y yo, su confidente “tragón”.¿Qué ricos estaban con su ajito picado…También tengo memoria de otras dos higueras que completaban aquel espacio de terreno.. Una producía higos negros y otra los daba blancos..¿Cuales eran más dulces? Pues, al cabo de tanto tiempo no voy ahora a entablar conmigo mismo una competencia de comparaciones, si realmente existía muy poca diferencia. ¡Eran tan ricos unos y otros!

Pero, ¿por qué estoy contando esto? ¡Ah, seré bobo! Pues, ¿por qué va a ser? Acaso esas cosas de la infancia se pueden olvidar así como así? No, ¡hombre, no.! Hay que tener memoria! Casi en el centro de esta arboleda estaba el consabido pozo; el pozo viejo. Sí, allí estaba aunque fuese para constituir un peligro para los inocentes… No olvido aquel día que, alborozados los niños, y tristes los mayores, todos esperando el resultado de alguien que se ingenió, en sacar del fondo de aquellas aguas, el bello animal que, posiblemente atraído por el líquido espejo, vino a caer en la trampa final de este mundo. Era un pavo real que el novio de mi hermana habíale regalado por su onomástica.

EL HUERTO, PRIMERA PARTE

EL HUERTO.


¿Esto del Huerto os puede interesar a algunos de vosotros? ¡No, yo creo que no! Pero como no tengo otra que hacer lo voy a contar por si a alguien le sirve de distraimiento.
Pues el Huerto no era nada más que un pedazo de terreno dentro de la finca de mi abuelo materno donde, uno cuantos árboles frutales se encontraban agrupados en torno a un viejo pozo que ya sus aguas habían sido desacreditadas por la vecindad, y se encontraba en desuso pero que aún tenía agua.
Tal como si ahora mismo lo estuviese viendo, recuerdo de todos los árboles que en aquel Huerto había; pues si a eso se le llama tener memoria, está clarísimo que yo la sigo teniendo.
Había un breval que producía unos frutos tan gordos como trompos del cinco.¡Y no digamos de dulces! Le colgaba en su parte baja una gotita de cristal líquido y transparente que, al tocarlo te llenabas los dedos de aquella gelatina de almíbar, que luego lamías de ordinario chupetón, que hasta la lengua te cosquilleaba. ¡Qué regusto daba hacer aquello! Junto a este breval que refiero, había otro árbol de hojas menuditas, verdes y rojas, pero de un ramaje más complicado. Su fruto, casi esférico, almenado por uno de su polos, si le hincabas el diente, te ponía éste y sus compañeros, largos como colmillo de Drácula: eran
las dulces granadas que se deshacían en partículas graníceas cuando se rompían sus divisorios y agridulces tabiques. Pero,¡cuidado con llevarse las manos a los ojos! “Se ponían malos”. Así recuerdo que me lo decía mi madre.

jueves, 13 de mayo de 2010

CONFIDENCIAS DEL VERANEO, TERCERA PARTE

¡Qué personas más sabias y buenas cría la Tierra! Así que, con cuatro residuos de este género “transformable” que sus vecinos pescadores le facilitaban, tenía a su perros gordos como nutrias y contentos como sordos…

Con tanta atención escuchaba yo aquella historia, que toda la vaharina procedente del Mediterráneo, en aquellos momentos me olía a sabrosas chuletas y a solomillo en adobo…¡Qué cosas inventan los extranjeros!
De qué parte de España es usted,?-- me preguntó.
De la vecina Córdoba—la dije--.
¡Ah de la tierra de Manolete! Yo le vi torear en Málaga. Mi querido padre me llevó…¡Qué tiempos aquellos! Recuerdo que salimos de casa muy temprano camino de la estación para coger el tren de Zafarraya que, en otras muchas partes era conocido como el Correo de Vélez. Aquello, en los años cuarenta no era menos que una aventura y hasta un lujo. Todos no podían ir a ver torear a Manolete. Entonces no había coches en el pueblo; muy raro era aquél que tenía uno. Por aquellos tiempos todo era más silencioso, más limpio, menos contaminante de todo en todo. No existían las tantas cosas malas como hoy día. Las gentes eran más sencillas; todo era más familiar. Hasta las noticias se recibían con más gana y se las daba otra importancia. Ahora con tanta “Tele” y otros medios informativos, a veces dudosos, todo se coge con empacho… ¡Qué de imágenes, casi todas con sangre! Crímenes, secuestros, violaciones, estafas… que asco de vida. Aquellos tiempos, además de ser los de nuestra juventud, se palpaban con otro sabor de más hermandad.

Yo, en aquellos momentos pensaba que, cuanto estaba diciendo aquella mujer era cierto, menos lo del “sabor del pescado convertido en carne”.
Qué ocurrencias tienen los alemanes. Con su afán de buscar economía, son capaces de inventar el huevo sin yema. Si los españoles al menos los imitásemos en ese aspecto y, por ejemplo, supiéramos convertir en pestiños la cantidad de “melones” que cría este país, ¡qué vida más dulce nos llevaríamos!

Rafael.

CONFIDENCIAS DEL VERANEO,SEGUNDA PARTE

Con sus parientes nunca había tenido roce; ¡Y ya se sabe lo que es el cariño! En la tristeza de su soledad optó por salir a pasear por la playa a las horas en que sus vecinos tiraban de las cuerdas del copo, siempre con la nostalgia que le producía ver a los del oficio de su progenitor. Una mañana le siguió un perrucho callejero que, al parecer, estaban tan falto de cariño y compañía como ella; se lo llevó a su casa y su soledad se vio trocada en una compañía fiel y amiga. ¡Qué bueno y cariñoso era aquel animal!
Desde entonces siempre había tenido perros; cada vez más, aunque a veces se le había hecho muy gravoso su mantenimiento, estando a punto de tener que abandonarlos por la maldita economía. Mas un buen día, cuando iba paseando a su prole canina, se topó con un señor alto, fuerte, y por cierto muy curioso, que se interesó cómo se las apañaba para mantener a tanto comistral. Ella le explicó lo que ya estaba siendo casi un problema para alimentarlos, problema que este señor salió al encuentro de su solución.

Dicho individuo, un alemán de los primeros que se habían afincado en aquel pueblo costero, le iba a proporcionar la fórmula más extraña que nadie haya conocido, y también la más económica para mantener a sus animales de collar: transformar el pescado en carne. ¡Qué cosas, Dios! con cuatro gotas de un misterioso producto que sólo él conocía, le daba al pescado un sabor a carne de la mejor calidad… Precisamente en uno de los últimos viajes que él hizo a su país de origen, le trajo tal cantidad de aquel líquido, que por más detalles tenía un color verdoso, como para mantener a sus canes por espacio de unos treinta años más.

CONFIDENCIAS DEL VERANEO,PRIMERA PARTE

CONFIDENCIAS DEL VERANEO.

Yo la veía todas las mañanas paseando a su pequeña rehala de diminuto chuchos… “Paloma, ven aquí; Cartucho, no te alejes tanto; Bolera, toma tu parte…”
A cada uno lo iba mentando por su nombre de “pila”, y le daba su correspondiente ración con tan delicado mimo, cual si de enfermos encamados se tratase.

Tanto me picó la curiosidad, que una de aquellas mañanas cuando me encontraba a su altura, y con las justas precauciones que siempre dispensé a los perros, (por no decir miedo) me detuve ante ella con el curioso deseo de saber el origen de su caprichosa tarea.

Ella, con la claridad más meridiana y el frescor de la brisa marina, humedeciendo su conversación en la nostalgia, me contó: “Había sido hija única. Su padre fue marinero de esos que para buscar el diario sustento, debía luchar cotidianamente con las inclemencias del mar. Pero un lejano y mal día, el barco en el que él faenaba ya no volvió a puerto nunca más. Un golpe de mar, como a tantos otros, se lo tragó para siempre. Su madre ante dolor tan grande, enfermó de una extraña dolencia que la condujo en poco tiempo a la tumba. Ella había quedado sola en aquella casita de marineros, junto a la playa, mirando cada mañana al curvo horizonte de las azuladas aguas, con la vana esperanza de creer que algún día asomaría aquel barquichuelo, verde y blanco donde su inolvidable padre embarcó por última vez en su vida.

CARMEN LA VERDULERA,QUINTA PARTE

Llegó la hora del cine y allá se encaminó ella con cierta torpeza en sus piernas, porque aquel día había bregado mucho con la venta y ya, cada vez sus miembros estaban más debilitados por el trabajo y los sufrimientos… ¡O quizá era poco lo de su nieto!
Llegó a la puerta del cine y se encontró con la sorpresa que habían cambiado de cartelera. Ahora iban a pasar un royo americano que nada tenía que ver con lo anterior y exclamó llorosa: “Ahora si me lo han matado por segunda vez. Ya no lo veré más en lo que me reste de vida”.
Se volvió para su casa, pero tenía tal desazón en su cuerpo, que no podía tirar de él. Las piernas le pesaban como si fuesen de plomo y arrastraba los pies con gran esfuerzo para poder caminar. Trochó por un pequeño parque arbolado que había antes de llegar a su barrio, pero no podía caminar, se sentó en un banco, y allí lloró a placer cuanto tuvo gana. Ante sus nublados ojos vio, cómo un soldado todo vestido de blanco se aproximaba a ella, y al querer levantarse del asiento con grandes esfuerzos, se le perdió de vista en unos instantes, pero ella intentó seguir los rastros de aquel fantasma, como marchamos todos a través de la esperanza de la vida, guiados por nuestros recuerdos, al encuentro de la ilusión.

Rafael

CARMEN LA VERDULERA, CUARTA PARTE

Cuando llegó nuevamente el momento de que aparecía el soldado escribiendo sobre sus rodillas, ella exclamó toda nerviosa. Lo ve usted, está allí, es mi nieto, mi nieto! ¡Lo conoceré yo! Corrió nuevamente hacia la pantalla a saludar a su nieto, y si era posible a darle un montón de besos.
Los empleados del cinematógrafo lo evitaron e indagaron sobre aquella pobre anciana, sacando en conclusión que había perdido el sentido de lo que era la realidad. Se pusieron de acuerdo los compañeros y advirtieron a la taquillera que si la veía llegar a sacar la entrada, que le dijera que se habían agotado y no podía entrar. Era una forma de evitar el escándalo que formaba cuando veía a su nieto en la pantalla.

Pues a la noche siguiente se volvió a personar ante la taquilla pero ya “no había entradas”.
Qué desilusión más enorme se llevó el no poder ver otra vez a Carlitos. Ante esta decepcionante noticia, lloró y maldijo a todo lo humano, yéndose para su casa entre un llanto interminable. Al pasar por la taberna de Hidalgo vio allí al “Filósofo” ante un vaso vacío, y que la obligó a que entrara para invitarla. Ella no tenía ganas de nada, pero aceptó la invitación y comenzó a hablar con su amigo. Éste le volvió a explicar todo lo que anteriormente ya le había dicho y la fue convenciendo con las palabras más dulces que se pueden emplear en estos casos que, efectivamente su nieto había muerto defendiendo a la Patria.
Ella muy rebelde le dijo: “¡defendiendo a la Patria, y la Patria mató a mi marido solamente por hablar en defensa del pobre? Pero ¿qué Patria es ésta? Sí, ya estaba convencida que su nieto había muerto en el frente, pero esta próxima noche iría otra vez a ver su imagen que jamás olvidaría.

CARMEN LA VERDULERA, TERCERA PARTE

En la amplia sala aquellas voces alarmaron al público asistente, imponiendo la mayoría silencio a aquella mujer que, con sus gritos acababa de romper.
Corrió Carmen por el pasillo hacia la pantalla, y los acomodadores iban tras ella intentando calmarle sus nervios… “Mi nieto, mi nieto; yo no sabía que él trabajaba en una película. Llevo casi un año sin tener noticias de él. No me escribe, le decía a su acompañante el “Filósofo”. Y éste, con una de sus “sentenciosas” frases la pudo calmar explicándole el mecanismo de la filmación, pero ella no atendía a explicaciones ningunas. Aquel era su nieto y nada más.
La película iba llegando a su fin y ya no salió más el soldado en la pantalla. Llegó al fin a su casa aquel día, deseosa de que llegara otro nuevo para ir otra vez a ver a su nieto. A toda su clientela le fue contando a la par de ir vendiendo su género lo que había visto en el cine el día anterior, diciendo la inocente que ella jamás pensaría que su Carlitos trabajase en el cine…
Aquel mismo día por la tarde se personó en su domicilio un agente de la Benemérita con un paquete, donde portaba las pocas pertenencias de aquel soldado que, según su abuela “trabajaba en el cine sin ella saberlo.”

Las circunstancias de la guerra no habían permitido notificar la baja de aquel defensor de la Patria causada por el enemigo. Carlitos hacía once meses que había muerto en el frente.
Al momento se sorprendió la abuela, pero reaccionó y pensó: “¿Pero cómo puede ser esto, si yo le ví anoche escribiendo una carta? Este hombre que me ha dado la triste noticia está equivocado. Eso no puede ser; esta próxima noche lo comprobaré”. Esa noche fue ella quien invitó al “filósofo” y por el camino hacia el cine le contó lo sucedido aquella tarde. El acompañante, con palabras discretas y de conformación le volvió a explicar el truco del cine, pero ella no quería comprender, cual nos pasa a los demás cuando se nos va un familiar.

CARMENE LA VERDULERA,SEGUNDA PARTE

Aquel sujeto tenía toda la catadura de don Quijote. Era alto, delgado, de rostro afilado cual fuese un indio, con una perilla de ralos hilos que, más que pelos parecían alambres. Siempre llevaba un libro bajo el brazo, el que nunca leía, pero los “inspirados” clientes de aquella taberna le habían puesto el apelativo de el “filósofo”; pues algunas frases hechas que él solía pronunciar, sacadas de cualquier libraco, los demás clientes, gente sencilla y analfabetos la mayoría, aquellas palabras del aquel hombre las tomaban como puras sentencias…

Muchas mañanas, cuando Carmen la verdulera llegaba a calentar motores con su copita de coñac, ya se encontraba allí el “filósofo” . El roce “clientelar” y el verse a diario en aquella taberna, les fue acercando a una mistad, llegando a tal punto que la verdulera se dejaba invitar por aquella figura extraña de hombre. Tanto llegaron a intimar que, un buen día, Carmen fue invitada por él a ver una película que proyectaban en otro barrio no muy lejos del de ellos. Era una película de propaganda guerrera en la que hablaban pestes del adversario, achacándole crímenes y atrocidades al enemigo. Se titulaba ésta “LAS TRICHERAS ENEMIGAS”.
Aceptó la vieja aquella invitación y, a lo largo de la proyección, entre otras cosas de mal gusto, aparece un soldado sentado sobre un saco terrero de su misma trinchera, escribiendo una carta sobre sus rodillas. Al término vuelve el soldado la cara hacia la cámara filmadora, y al distinguir Carmen aquella imagen salta sobre su asiento diciendo con alocados gritos de alegría: “Carlitos, Carlitos; ese es mi nieto. Sí mi nieto…”

Carmen la verdulera, primera parte

CARMEN LA VERDULERA.

Hacía ya más de dos años que había estallado la guerra. A Carmen la verdulera le habían fusilado a su esposo porque, hacía ya más de veinte años fue a dar una conferencia a Zaragoza hablando en favor del proletariado. Mas, como todos sabemos, los rencores en la mala gente son enfermedades latentes. Nunca se erradican.

Esta mujer se encontraba sola. Su familia había sido muy corta y todos habían fallecido. Sólo le quedaba un nieto. Era Carmen ya un mujer mayor, pero tenía que seguir viviendo y se buscaba la vida vendiendo verdura por las calles de su barrio donde era muy apreciada por toda la vecindad.
A su nieto le llegó el día que le llamaron para ingresar en la milicia, para defender los intereses de la Patria. Ahora sí que se quedaba sola totalmente. Se habían llevado a la guerra a su “Carlitos” de su alma.

En su absoluta soledad, todas las madrugadas iba tirando de su carrito a los almacenes mayoristas a comprar su género. Lloviese, hiciera frío o cayeran rayos de punta, aquella inclemencia temporal tenía que soportarla para buscarse el pan diario, y aquel trabajo ya le iba pesando a la verdulera que su edad frisaba cerca de los setenta años. Aunque ella iba bien abrigada con su toquilla de lana y su bufanda de punto, no dejaba de sentir el frío invernal, por lo que no estaba de más tomarse una copita de coñac cuando pasaba por la taberna de Hidalgo, aquel hombre rechoncho y bonachón que a parte de su volumen abdominal, era una persona nerviosa y a penas podía dormir, causa por la que, a las cuatro de la mañana ya tenía su taberna abierta para tender a otros madrugadores. Allí a su taberna solía ir asimismo un asiduo cliente que, antes que apuntase el lucero del alba ya se encontraba en casa Hidalgo a tomarse su chicuela de aguardiente.

lLOS GITANSO SEGUNDA PARTE

Se oyen repetidos estornudos del padre de la Fratría al darle las primeras chupadas a un pitillo que, sólo él conocerá su elaboración…

Ya han vuelto los hombres de su viaje al pueblo y todos en corro han cercado la lumbre. Sus rostros tostados por el mucho sol de su errante vida, dan unos multicolores semejantes a la transformación de ciertos metales, tras el fuego.
Las campanas suenan a la oración en la apartada torre del pueblo, y no es sólo el sentido del oído el que se hace sensible, sino también el del olfato; huele a morcilla asada. Lo carrasposo de sus condimentos se palpa en la atmósfera que gira en torno al comedor, salón d estar y dormitorio de la pobre familia gitana.
Los panzudos chiquillos se contentan y alborotan esperando la hornada pringosa que, al sacarla de entre el rescoldo de las ascuas, destila un chorro de líquido rojo por su envoltura de papel de extraza que fue bañado en agua antes de su entierro bajo la lumbre.
Se reparten la escasa y sabrosa comida equitativamente, que devoran con el apetito de la carestía…

Alos postres, se oyen unos rasgueos de guitarra cascada por los golpes de sus traslados nómados, y la voz gangosa de un viejo se desgarra en un compás de seguiriyas que, una jovenzuela, arrancándose en un espontáneo alarde de su raza, acompaña con sus descalzos pinreles sobre los últimos residuos de lo que fue fogata.
Luego, todos se duermen en paz de Dios y de la noche. Sólo la luna, en lo alto, testifica los misterios de su vida y la “tranquilidad de sus negocios…”

Rafael.

LOS GITANOS PRIMERA PARTE

LOS GITANOS.

Igual que otros años, hoy han llegado el mismo sitio de costumbre. Sí, son ellos; los mismos de otras veces, y quizá ahora vengan más. Yo les he visto cuando caía la tarde. Cuando unos nubarrones de primavera amenazaban con un chaparrón cálido que no llegó a caer…
Algunos de sus carruajes les ha costado trabajo subir al llano del Solar Viejo. Posiblemente sus escuálidas bestias de tiro vengan ya cansada de una larga ruta, y un tanto faltas de los alimentos que ellos les pueden proporcionar…¡Madre, cuántas cosas traen! Burros nuevos y viejos; caballos de diferentes alzadas y unos ¡más pequeñitos! Varios galgos ¡y qué lustrosos!
No sé cuantos monos, pero más de uno. También traen una cabra que tensaba como cuerda de guitarra la que la sostenía del cuello cuando vio el padrón de hierba verde y fresca. ¡Qué ropas con más colorines cubren el cuerpo de sus mujeres!
Los hombres, nada más desenganchar las caballerías de sus miserables carruajes, las han trabado todas a la espalda del Campo Santo a que coman la hierba que cría la soledad de aquel retiro. Unos cuantos de ellos, con sus chaquetas entalladas y sus brillosos pañuelos al cuello, con largas varas en sus manos, aguijoneando el camino a cada paso y seguidos de unos chiquillos astrosos, se han dirigido al pueblo. Posiblemente van a comprar algo de alimento que les caliente el estómago del frío de la noche que se avecina.

Otros se han lanzado a la rebusca de leña seca o verde, ya sea de árboles frutales y sin respetar la propiedad privada… ¡Ellos qué entiende de esas cosas! Deben tener frío, y más los pequeñuelos que tan ligeros de ropa están…

Ya encrestan las llamas sus lenguas hacia el Cielo, y el denso humo del ramaje verde hace invisible el cuerpo de los cuadrúpedos que pacen allá al fondo.
Un rapaz hace sonar una pandereta de piel de gato que se va tensando al calor de la hoguera. Una mujer, en un lenguaje propio de su “Universidad ”, sentencia o otros chicuelos con su ignorante “justicia”…

miércoles, 12 de mayo de 2010

lunes, 3 de mayo de 2010

SUEÑO DE JUVENTUD..

Cual sonámbulo que en la noche camina
sin saber donde sus pasos vayan,
sentí bajo mis plantas una arena fina
caminando por una extensa playa.

En aquel lugar ella me esperaba,
o al menos, así mi mente lo veía,
pues entonces no sé ni lo que pensaba,
pero al verme, hacia mí se venía.

Y como dos niños que inocentes juegan,
ella y yo,cuantas cosas nos dijimos,
y allí saltamos, nadamos y corrimos
tras las olas que a la orilla llegan.

La luna soñolienta, distraída, se caía
sobre el leve rizado de las olas
dejando a las estrellas solas
que se iban perdiendo al venir el día...

Cuando seguir soñando, yo quería,
toda imagen se fue borrando una a una.
Desperté llorando y me dije enojado:
Tan difícil es tenerla a mi lado,
como con la mano, alcanzar la luna.

jueves, 15 de abril de 2010

UN DÍA MENOS...

No sé si ha sido un sueño. Cuando me alcé de la cama me salí a mi balcón con el fin de aspirar el puro aire oxigenado y el perfume de las plantas olorosas que de él cuelgan. Extendí la vista hacia lo lejos, y miré al frente donde el curvo horizonte se pierde entre las cumbre de la balleza de Sierra Morena.
Mi pensamiento retrocedió a unos sesenta años, mientras mis ojos se iban humedeciendo
y se nublaban evitando ver la blancura de las Ermitas que, Fernández Grilo un día quisiera elevarlas hacia el cielo, en su bello poema, "LAS ERMITAS DE CÓRDOBA" y me puse a pensar: ¡Qué lejos están ahora! Después, más juicioso y sensanto me dije: no, soy yo el que está más lejos de ellas.

Cuando con los años las ilusiones se van desvaneciendo, hasta los objetos se alejan en la distancia del pensamiento. En esos momentos cuantas cosas pasaron por mimente que me golpeaban los sentidos con la fuera del martillo de fragua sobre el duro yunque...

Con los ojos del recuerdo veía a los demás colegas, aquellos briosos jóvenes, entonces,como yo que, diariamente subíamos a aquel retiro para fortalecernos en nuestros principios taurinos y conversar con aquello hombres de ropaje marrón y largo
que un día echaron al olvido sus desengaños.

¡ "La vista arrebatada
vuela en su anhelo
del llano a las ermitas;
de ellas al cielo!

Allí olvidan las almas
sus desengaños;
allí cantan y rezan
los ermitaños..."

Cuando todos aquellos pasajes de mi vida los vi tan lejos, me adentré hacia el dormitorio, cogí un pañuelo de la mesilla de noche que, en poco, lo empapé de lágrimas... ¡Otro día menos!

sábado, 3 de abril de 2010

POR LA PAZ

Imperios que domináis
a pueblos pobres y hambrientos,
y a la vez los humilláis,
¿no sentís remordimientos
cuando los avasalláis?

¡Ay! El capital que gastáis
en fabricar armamento
que mata a tantos humanos
sin reparar un momento
que esos son vuestros hermanos!

Esa cantidad de niños
que mueren a cada momento
por necesidad apremiante
de no tener alimentos!

¿No os dicta vuestra conciencia
que es un contra humanidad
y, que con tal prepotencia
no existirá la igualdad?

¡No sigáis ese camino!
¡Emprender el de la paz!
Que, en la más justa clemencia,
reclama la humanidad.

miércoles, 31 de marzo de 2010

REGALOS ÁRABES.

Por las vetustas y estrehcas callejas
de esta Córdoba bella,"lejana y sola",
ya se advierte la eterna primavera
con ardientes colores de amapola...
Tras los hierros de cercanos balcones,
geráneos, claveles, rosas, gitanillas,
esparcen el perfume entre otras flores
que, al Islam debemos su semillas,
importadas de ancestros árabes españoles.
Herencia de una raza fuerte y bella,
que dejaron para siempre en nuestra tierra
aquellos descendientes de la CASA OMEYA.

miércoles, 24 de marzo de 2010

¿Dónde está?

¿Por dónde anda la perdida esperanza?
¿Qué ingrato freno detuvo la ilusión?
Los años, como ave inmigratoria vuelan
al azar,ignorado un lugar de indecisión...
Aunque la primavera arde de ilusión,
en mi, se alarga tanto el frío invierno
que no me concede la recuperación.

El perfume de las flores de mi patio,
un mal viento despiadado se llevó.
Ahora lo veo como desierto ingrato
que no ha dejado el más mínimo olor
en mi corazón, mi alma ni en mi olfato.
Ya sólo espero la sentencia del Creador.

domingo, 28 de febrero de 2010

MIRANDO EL PASADO..

Miré los años de la historia mía,
si un día fuertes, ya desmejorados
por la carrera de la vida, ya gastados;´
rendida la fuerza y valentía.

Volví los ojos al campo en que vivía
y lo vi un tanto ya arruinado;
hasta el sol por el que fui alumbrado
creí que sus rayos no lucían...

Así son los hombres ya rendidos
por más que lucharan en esta vida
llena de errores, fatigas y quimeras,
dejando de ser considerados,
y a la voluntad de lo que otros quieran.

domingo, 21 de febrero de 2010

AL HIPÓCRITA

Cada ser en este mundo
tiene una forma de vida:
Está el que vive sencillo,
y que le importa un pimiento
de lo que la gente diga,
porque ese es su sentimiento.
Porque nada ha de ocultar,
y camina por derecho
y siempre con la verdad.

Existe el que usa hipócresia,
mintiendo a cada momento
y a cualquier hora del día,
ocultando sus prejuciós
para quienes le rodean,
aunque ucultamente hace
lo que no quiere que vean
sus amistades "novatas",
sin saber que ya sospechan
de sus"pies" y de sus "patas".

A veces yo me pregunto:
¿Por qué se dará la gente
de lo que no es, ni presunto?
Si en este pueblo trillado
ya todos nos conocemos
y, en más o menos sabemos
de donde cojea el vecino
cuando de su pueblo vino
queriendo mostrar un traje
con brillo de palo santo,
madera que,al descubrirse,
resultó ser de taraje.

Esta jocosa crítica, que está al día en el género humano, no es otra cosa que las observaciones de las personas que hemos recorrido mundo y hemos bregado con diferentes tipos de gente: toreros, futbolistas, flamencos, ciclistas, comediantes
(y en éstos es casi natural) y muchos más "personajes" de los que formamos el conglomerado humano, gente que creyendo que ocultando su vida va atener "mejor vida", cosa que hoy, con los adelantos tecnológicos, casi a diario vemos en la pequeña pantalla, por una parte y, por otra, los que hemos "alternado" con tantas "razas", por suerte o por desgracia, y hemos recorrido el mundo y "compartido" domicilio con personas de diferentes países, no se nos escapó comprender que el género humano (con sus respetabes excepciones)todos somos lo mismo. Por lo tanto personas e incluso de esas que demuestra una cultura superior al vulgo y, teniendo medios económicos, se ausentan de su país temporalmente; unas para satisfacer sus necesidades orgánicas y otras para traficar en otros asuntos que luego son descubiertos.

De todo ésto se deduce que haya tantas sorpesas al final de la "jornada" y pongan en la boca de la gente la expresión admirativa de: "¡¡Pero quién podría imaginar esto en esta persona?"

¡Así es esta embustera vida, amigos lectores!

jueves, 18 de febrero de 2010

VERSOS SUELTOS..

Siempre se halla el cerebro batallando
con interés de vivir lo mejor posible,
y cuando un día ya lo va alcanzando,
viene, en silencio, la muerte.¡Increíble!
****

Alunbraba con tristeza la alcoba,
la agonizante luz de una vela.
En la cual habitaba una anciana,
que sola estaba... sin salud, apenas.
****

Oscura es la bóveda en que vivo,
pues no entra jamás un rayo de sol.
Si un día soy de esta pena extraído,
no veré más los años de alegría, de amor...
****

Viendo el pasado pienso, reconozco
que nos vamos a una ciudad muy lejana...
Yo, que otra vida no conozco,creo,
que vamos al principio. ¡Hacia la nada!
****

No sólo con la pluma se escribe
ni esforzando el pensamiento en vano,
si no existe un corazón que gime
y una musa que mueva la mano.
****

¿Puede haber mejores versos
que los escritos llorando,
la mente a larga distancia
y el corazón de dolor dañado?
****
La nostalgia me agobia,
tu lejanía me daña el alma.
¡Quién pudiera, como el pájaro,
volar y volar hasta su patria!
****

si guapa te ves hoy por hoy,
no será igual mañana,Ana.
En cambio yo amor hoy te doy
y te daré, Ana, mañana.
_______

Aunque con la garganta herida,
el poeta nunca decae ni calla.
Es el portavoz de la voz humana
que siempre habla, habla y habla
cual un centinela que vela su plaza.

EL DOLOR Y LA MENTIRA..

No se marchó, sino lo expulsaron
al dictador de nuestra democracia,
el que gobernó con arrogancia,
pero justamente ya lo derrotaron.

Pues lo que dormían, despertaron
al ver su autoridad y su jactancia,
apoyo que los suyos le prestaron
contra los españoles, por desgracia.

Contra la mayoría se opusieron,
nos llevaron a una injusta guerra,
"buscando armas" que no aparecieron,

que hoy causa dolor en nuestra entraña
extendido por la faz de toda Tierra,
porque con el mundo, también llora España.
***

DEMOCRACIA.

La cesación de la vida térrea
que separa la muerte de la vida,
pondrá razón en su justa medida
a aquéllos que a ella la destierra.

Seres que siguen en lucha o guerra
por la irrazonable, desmedida,
injusta,forzada y contenida
ansiedad, de su paso por la Tierra.

Esperando del cielo la justicia
la cual, terrenamente está ausente.
¡Ay Dios!, concede pronto dicha gracia

para frenar al infractor pudiente
y vivir en paz, sosiego y sin malicia
una eterna y justa democracia.
***

PUEBLO DOLORIDO.

Inhumano violador de los derechos
más humanos, por sí reconocido
de un pueblo apenado y dolorido
sufriendo la injusticia y los despechos.

Gimen tantos corazones en los pechos,
viendo con sorpresa lo ocurrido
que, a un criminal golpista, mal nacido,
hayan absuelto unos falsos hechos.

¿Cómo países sobrados de "conciencia"
puedan manipular con malas artes
para librar a un sanguinario dictador

de ser juzgado por su mala conciencia
que merece, y es sabido en todas partes
cuándo a los chilenos le sumió en dolor?

CUANDO LA GUERRA

Asomaban por la loma
cuatro jóvenes jinetes
una mañana temprano.
Negros y rojos los gorros
y con armas al costado.

Con las manos por visera
a lo lejos van mirando,
porque los rayos del sol
en sus rostros les van dando.

¿Quién serán aquellos hombres
que caminan recelando
de algún posible enemigo?
¡Seguro son milicianos!

¿Caminan a rumbo perdido?
¿Irán sospechando de algo
que tengan que averiguar
sobre un posible adversario?

A un trecho más adelante
divisan otro grupo humano,
y entablan conversación
en tendencias discrepando
sobre el tema de la guerra

Franquistas, republicanos...
y llegando a enfurecerse
echan de las armas mano
para matar o morir,
entre aquellos, que no son,
¡nada más que sus hermanos!

martes, 16 de febrero de 2010

EN LA DUDA DEL SUEÑO..

Silencioso y verde prado
moteado de luceros
con la luna por testigo,
sobre cuatreños y utreros,
pace y duerme la camada
que mañana será encierro
en una plaza lejana
donde le espera un torero
con perfil de seriedad
y el pensamiento en recelo.

¿"Qué lote me tocará"?
¿habrá entrado aquel berrendo
que en la dehesa elegí
sólo con mi pensamiento?"

Toro de embestida clara
por el izquierdo y el diestro,
¡Ay! que sueño todas las noches
cuando ya me estoy durmiendo
en la cama de mis triunfos
y que al despertar no veo.

¡Grandes dudas de ilusión
cuántas noche en mi desvelo
me aconsejan y me hablan
con experiencia de viejo!

¿"Qué podré hacer si me toca
ese que yo tanto espero,
cuando arrimado a las tablas
su media luna hacia el cielo,
alce, oteando en el viento
la inmensidad del ruedo"?

¿Y qué, después de picado
cuando ya los subalternos
en su almohadilla dejaran
los garapullos enhiestos?

Con la franela en la mano,
sólo a Dios pido y le ruego
que me guíe en este trance
de duda, de lucha y miedo
y al final de la contienda
me premie ese juez severo
con palmas, gritos de olés
y con su blanco pañuelo.

EL DÍA QUE LA CONOCÍ..

El día que la conocí...
ocho años creo que hace.
¿Y adónde fue? No recuerdo.
Quizá en medio la calle.
Mas me acuerdo de sus ojos,
también de su fino talle,
de un vestido que llevaba
con colorido volante.

Era a mi lado una niña;
yo podría ser su padre,
pero entre los dos hubo
Un...no sé cómo explicarme.

Estoy suspenso ahora mismo,
como un papel en el aire
que no sabe si caer
ni tampoco si elevarse...

Sólo me viene el recuerdo
el día que la vi en la calle
que creo que han pasado siglos
pensando quizá un romanace...

¿Cómo empezó todo aquello
cuando la vi aquella tarde?

Ahora pienso,¡como todo!
Como un juego sin maldad,
una broma, un chascarrillo
y después cosas formales.

No sé el daño que harán
ocho afilados puñales
pinchando en el corazón
y sin defensa de nadie,
pero sí sé de ocho años
de sufrimientos fatales,
de lucha con pensamientos
imposibles y cobardes,
sólo por ser una "niña"
y por querer respetarle,
he consumido ese tiempo
que ya es irrecuperable.

No supe que era casada
hasta demasiado tarde
que la vi cogida al brazo
de un hombre poco galante...

Y eso sí que son puñales
chorreando por sus hojas
grandes regueros de sangre
sin un remedio de urgencia
con que poder atajarles.

SE HA MUERTO EL CANARIO..

Cuántas veces, uno y otro día,
tras la metálica cárcel
de su injusta morada,
cantando sus amargas penas,
las nuestras distraía
a cambio de muy poco...
Alpiste y agua. Total, !nada!

Más de una vez abrí
para que escapara,
la segura y dorada
puerta de su reja,
pero en un aletear
de duda y queja,
a su celda, inocente,
torpe y voluntario
a su encierro retornaba.

¡Con qué bondad
donaba cada día
el tributo de su amable
y cadencioso trino
al trao injusto de la tiranía
que lo llevó al encierro
de su pobre sino!

Al levanterme hoy,
un tanto extraño
sentí que me notaba
y al poco recibí noticia
de la que lo cuidaba.

Fue ella, mi mujer:
Me dijo disgustada:

¡"Pobre animalito,
con lo qué cantaba!
Yo me lo he encontrado
inerte en su jaula...

Sin dar un suspiro,
sin pedirnos nada,
el pobre se ha ido
esta madrugada.

¡Se nos fue su trino,
su vida y su alma!

SUERTE AMURALLADA..

Por más que busco no hallo
en esta frontera amurallada,
algo que hace tiempo espero,
cual labrador la grana en mayo
con el templado viento de abril y
las aguas de marzo que no vinieron.

Y por más que a Dios le rogaron,
obtener la suerte no lograron,
desde el día que la simiente
con ilusión y la fuerza de su brazo
por la yerma tierra derramaron.

¡Cómo debe sufrir el campesino
cuando ve la nube bondadosa
regar la tierra más cercana,
siendo tierra igual la del vecino
sin ningun previlegio ni razón
que, una liberal explicación: ¡el sino!

Así el hombre, desde que nace sufre,
esperando a veces un cultivo
de una justa y próspera cosecha
que, si no alimenta totalmente
la eternidad de sus raíces,
dé vida al alma de sus tallos
y al menos la mantega satisfecha.

Loca vida, para otros, generosa,
y acotada de esperanzas para mí,
no dejan en mi alma ya otra cosa
que resignanción y sufrimiento,
pensando ignorante y torpemente
que así, hasta pude ser dichosa.

No pido imposibles ni he pedido
ni jamás solicité, por ser locura,
que la vida me dé todas la dichas,
pues con todas, no hay en el mundo una.

Pero a veces la adjetivo,"ingrata"
por sentenciarme a una lenta muerte
que no llega, ni pasa ni me mata...

No tengo familiar, creo, que ni amigo,
que voten al amor que yo les profesé;
pues siempre en nuestro Dios pensé
en no hacerme por gusto un enemigo.

Pero ese campo que se llama envidia
con su extensión insana, maliciosa,
se osó en poner en mi vida tanta cosa
que hasta en eso, ¡la tomó conmigo!

Sé que no supe adular ni ser testigo
de este mundo que titulo "mal hecho";
la ancha verdad siempre llevé conmigo
(si es que alguna vez la verdad se mira)
y angosta estrechez de la mentira,
no dejando pasar mentiras a mi pecho.

Por lo tanto no tengo safisfecho
el normal apetito de una vida justa,
y así, por no ser tarde, aun espero
un aire aventador para mi estéril era,
pensando sea más fértil, al pisar, muy lejos,
eso que los hombres le hemos puesto
el impropio nombre de "otra frontera".







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lunes, 15 de febrero de 2010

MI PRIMER VERANEO...

Cuando sólo eras un barrio de pescadores,
de conocer tu vecidad, tuve la suerte.
Hoy todo has cambiado para bien de tu gente,
para bien y ventaja de tus moradores;
yo sigo recordando aquellos tiempos de juventud,
los que disfruté con alegría y con... amores.

Hoy vuelvo a visitarte , ya casi hecho un viejo,
pero aún me llegan, de tus jazmines, sus olores,
Bonito y admirado barrio Pedragalejo.

TIMIDEZ

Cual golondrina con su remera
va rozando los verdes trigales
con óptimo orgullo en la primavera,
tozoaba ella, al pasar por mi lado,
su bello rostro,muy cerca de micara,
ufana, orgullosa y altanera.

No olvido aquel día que la vi;
como fijando su vista en invisible objeto,
desafiando hasta el propio viento,
lozana y recta veníase hacia mí.

Quise hablarla al pasar, y el esfuerzo
fue tan débil, tan tímido e inútil,
que por más y mucho intento, no puede.
Mas ella, una sonrisa traicionera
con desprecio y sin esfuerzo me lanzó,
igual que al invierno sonría la primavera,
como al cardo espino le sonría a la flor.

¡Ay de mí! Entonces me dije y pensé:
¿Cómo puede haber corazones tan tiernos
en la fortaleza de los hombres,
y duros como el pedernal en la mujer?

lunes, 8 de febrero de 2010

Bordando claveles blancos y rojos
sobre la ajada y verde seda,
en mi memoria el recuerdo queda
del vivo brillo de sus negros ojos.
Horadando hilos que eran manojos,
sobre el tensado bastidor, se queja,
de la poca luz que no la deja
distinguir lo hecho de los despojos...

Cuántos años volaron de ilusiones
puestas en el teatro y el toreo;
las borraron otras ocupaciones
de la pasada juventud que ya no veo.
****
Cuando con el tiempo, el amor,
por extraños caminos se haya ido
a ese ignorado y oscuro mundo
donde no vueleve, y el amor se va,
y no piense más en tu persona,
¿podré alguna vez vivir en paz?
****
Una mujer me ha enamorado el alma,
mas no quiero que me enamore el cuerpo,
porque es una excelente dama
a que yo, tanto respeto tengo.
****
Decirle que la quería
fue un gran error.
Muchas veces la mujer
se deja amar, poro
sin que le hables de amnor.
****
No te conozco con mis ojos,
pero sí con mi corazón;
no apartes la vista de nosotros.
Dime que sí. ¡Prométemelo!
****
Mi novia de ilusión
para siempre serás.
No puedo conformarme
a no quererte...
¿Te acuerdas lo que me escribía?
¡pues como comprendes
que no sufra sin verte!
****
Si un día me ves llorando,
no me consueles; déjame llorar.
Que un hombre cuando llora
Siempre lo hace de verdad.

***

¿Quién será el que de ti
podrá hablar, rosa,
que sólo vives unos días
pendiendo de tu tallo,
si no existiese una mano
criminal y bondadosa,
que te corte del rosal
y te prendan en el pecho
de una nujer guapa y hermosa?

***

De la noche al día , dicen,
que existe un abismo;
es un breve giro de la Tierra.
De la vida a la muerte
un casi... lo mismo
y un momento de la paz
al crimen de una guerra.

***

Hermosa y rosada aurora
que a todos despiertas
con una luz blanca.
En los ojos de mis pensamiento,
¿no pudes poner una luz
más limpia y más clara?

***

¿Es un delito, un crimen,
enamorarse de tu persona?
¡Jamás vi tan severo juez!
¿Por qué me castiga, y en su vez,
con tu amor no perdonas?

Desigual entre tú yo
es la vida y el amor:
mientras tú ríes
yo estoy llorando;
cuando tu gozas,
yo estoy sufriendo;
Mientras tú vives,
yo estoy muriendo;
cuando tú duermes,
yo estoy velando;
mientras tú olvidas,
yo estoy queriendo;
mientras yo afirmo
tú estás negando.

Yo sé que, como la vida,
ésto ha de tener fin;
pero, ¿cómo, cuándo?
y se llega una día...
¿dejaré de sufír?

***

Opaca y triste está la tarde.
Llueve, y el sol se escapa
por entre la parda nube.
Yo pienso en ella, y me atrapa
un inmenso dolor de lejanía.

¡Ay! Lo que ella para mí fue,
mas no sé lo que fui para ella.
Dios, acércame a su lado,
aunque esté tan lejana como una estrella.
*********

Suave el viento,
inmóviles las hojas,
quieto el árbol,
sin rumor el río...
¡Traquilidad de sepultura!
¡Qué noche más quieta,
¡qué noche más serena;!
parece que de tanto serlo,
la adormece una pena.

***

No diré nunca que eres tú
la que así me tiene.¡No!
Lo de ahora es distinto a todo;
de otra natutaleza que,
sin comprender, me tiene,
desde los pies a la cabeza
sujeto de tal modo que
hasta el decirlo me pesa.

***

Traspasando las ramas del árbol
un leve resplandor nos daba
de los débiles rayos de la luna;
hablaba en la noche el silencio,
musicaba, temblona, una hoja...

Y al mismo tiempo suspiramos,
y yo la dije embelezado:
ves el color de la luna, es amarilla.
Ella sólo respondió: "no lo sé,
estos momentos me turban y maravillan".
AL MINERO.
Qué honda se oye la voz del minero;!
qué oscura y profunda es la mina!
Se observa una pena tan triste
como la garganta que a é le encamina.

Mas por otra reseca garganta,
quejumbrosos "quejíos" respira.
Son las coplas valientes que canta,
las que en su trabajo le distraen, le animan.

****

Este dolor que sin descanso bulle
y forma un circuito interminable,
corta mi vida como afinala sable,
mas la sangre al exterior no afluye.

Soy como el perro que la rabia huye
queriendo siempre ser afable,
mas el veneno que en su cuerpo influye,
deja de hacerlo bueno y amigable.

No sé lo que soy ni lo que siento,
y a veces me comporto fatalmente,
en esta sociedad de tumba y de tormento,
quizá yo sea su final: ¡La muerte!

viernes, 5 de febrero de 2010

SÓLO SONETOS (CON, O SIN MÉTRICA)

CÓRDOBA EN MAYO
**
Luciente y gentil, vienes, primavera,
que llegas ardiente como un rayo,
impregnando a esta Córdoba torera
de tus muchos placeres, mes de mayo.

De cruces, flores, patios y feria...
Leves confidencias, guiños de amorío
se van por las aguas de vecino río
en su mansa corriente, lenta y seria.

Juventudes sencillas, alegres, sanas,
todas fundidas en la masa del gentío
entre bailaes de rumbas y sevillanas.

Incontable ejécirto de bellezas
se agrupan de tardes a mañanas...
¡Hermosa foráneas y cordobesas!

HISTÓRICO
**
Desde tu primer nombre de Seccunda
y otros más, hasta el de Corrales
de sangrinetas batallas infernales,
dejó marcada en ti huella profunda.

En defensa de Enrique Tratamara,
todo un pueblo de cristianos leales,
contra su "Cruel" hermano, en estos lares,
con fé ayudaron a que no triunfara.

Seguido por sus huestes de Sevilla,
pudieron frenar su belicosidad,
del padre Betis, en la otra orilla;

Un testigo fue para la eternidad
mi cuna pobre, alegre y sencilla,
desde entonces¡Campo de la verdad!
FUSIÓN DE RAZAS.
**

Almedinada, Córdoba moruna,
ciudad califal, resplandeciente,
fuiste envidiada, por mucha gente,
porque como tú no hubo ninguna.

Altiva cuales cuernos de la luna,
de una raza descendida del Oriente,
llegó del Este hasta Poniente
con enorme poderío y gran fortuna.

Cruce de judía, cristiana y mora
fundiste tu arte y gran cultura
en vigoroso crisol que, se diría

que los que habitamnos aquí, ahora,
ansiamos escalar aquella altura
que alcanzó tu fama por la patria mía.

IGNORANCIA.
**

Tú, silencio de la Naturaleza,
en llanto romperás por la desgracia
de deste mundo loco de importancia,
que tiene trastornada la cabeza.

Llegará el día, espero, con certeza
que, a cada cual frene su petulacia
el humilde Dios de la tolerancia
que con amor obra, y no por fuerza.

¿Podrán entender esos pudientes
con humano amor y razonamiento
que, por desgraia, tienen la desgracia

de no pensar en sí que son dementes,
no creyendo en su vida ni un momento
que, aparte de Dios, todo es ignorancia?

FALSO MUNDO
**

Engañoso eres, desquiciado mundo;
nunca has de ser justo, equitativo.
Dás de vez en cuando un donativo
para enmascarar el amor profundo.

Por doquier te presentas muy jocundo,
mas sin ningún plan definitivo...
No mereces mejor calificativo,
que el de nombrarte como "inmundo".

Yo sé de hombres que luchan con afán,
y de imploros llagan su garganta
sin encontrar el triunfo ni la meta.

Sé también de algún que otro "patán"
que en condicional apoyo lo levanta
un mecenas sin alma de poeta.

CREENCIA..INÚTIL
**
Tengo un batallar en mi pesamiento
por esclarecer dudas de esta vida
quizá, inútil lucha desmedida
que no me da claro alumbramiento.

Cerebro y corazón tengo en tormento
de ver esta razón tan fingida,
que con su careta oculta la vida.
¡Causa injusta me tiene descontento!

Terrenas injustias las que veo;
mi corazón se llevan poco a poco
cual verdugo que lento aguillotina.

transformación fatal la que preveo
para escarmiento de este mundo loco
que no obedece a Dios ni a su doctrina.

UNA TARDE EN SANTO DOMINGO.
**

Primero que tus hojas aterradas
caigan por el vendaval malsano,
historiar deseo yo con mi mano,
a esas tierras que dejas perfumadas.

Allí estendiste las primeras ramas
que el viento engendró tra el verano
y, cual rosado fruto del manzano,
tus hojas se rosaron entre las jaras.

Estabas sola. Sin acompañante.
Junto al claro arroyo de Linares fue,
cerca de Córdoba, en su sierra bella.

Cuando me detuve a cotemplarte,
la primavera sentí... no sé por qué
¡Como me acuerdo de la tarde aquella!

COSAS DE PASTORES
**
Mientras tu ganado, por la colina,
pace con paso lento y a petito,
ven aquí pastora, yo te invito
a que veas el vuelo de esta golidrina.

Ella deja ondas en la paz Divina,
y unos leves ecos en el infinito;
volando toca con su plumoncito,
almorado lirio y a la rosa fina.

Las espigas erectas y fragantes,
con la punta de su remera toca;
un viejo esparto en su pico lleva.

¡Ya se le aproxima lo del año antes!
Su necesidad: ¡el amor le toca..!
Y su viejo nido, este año renueva.

LARGO VIAJE.
**
Entré por este mundo, ilusionado,
cual ave de corral entra a una era
a comer la semilla que pudiera,
sin ver allí, egoísta, a otro ganado.

Que me dejó dar el primer bocado
con invitadión muy placentera
pero, sólo una, y a la vez primera,
ya me puso prohibición: "vedado"

Mi necesidad me llevó a otro lado
buscando con afán nuneva aventura
que, al parecer, era menos fingida;

mas todo aquello fue puro traslado,
sometido siempre a la dictadura
del improducto trabajo de mi vida.

NATURALEZA
**

En la cumbre, al viento se estremece
blanco y morado lirio que se rosa
al retorno del alba esplendorosa,
la débil brisa lo acaricia y mece.

Fresco velo de rocío fortalece
su polen y su hoja membrabosa,
y el frágil tallo, en el que él reposa
el día extasiado, y de noche crece.

En la frente loma el rosal silvestre
su perfume le envía mañanero,
haciendo firme su delicadeza.

Y en la soledad sencilla, campestre,
parece que dice a su compañero:
¿Quién como tú y yo, son Naturaleza?

TODO PASA
**

Como el rayo que con el trueno pasa,
ha pasado de este amor el fuego
que, también fue loco y amor ciego
quedando en ceniza de su brasa.

Aunque algunas veces se propasa
el corazón que,siendo desde lugo
aquel que tuvo tan ardiente fuego,
de tanto sufrimiento ya se canasa.

Pienso que no habrás tú olvidado
que olvidar nunca puede una amada...
¡Dame tu amistad como esperanza!

Pues nunca pasaré´por tu lado
sin hablarte o sin decirte... nada.
Recobra, pues, de mí, la confianza.

LA MUÑEQUILLA.
**

Frente a un lujoso escaparate
vi como dichosa y alegre sonreía:
¡Qué grande el corazón se le ponía!
¡Aquello le gustaba un disparate!

¿No tienes un abrigo que te tape?
Hace una noche triste y nuy umbría;
cuanto más tarde se pondrá más fría.
Habrá colcha de nieve que la tape...

La die: ¿qué haces tan entretenida?
Me contestó: mirando esa alacena
que de juguetes la veo atesta

y ayer me dijo mi mamá querida
que al llegar esta Noche Buena,
me comprará algo; ¡yo no tengo nada!

EN EL CORTIJO.
**

El canto del gallo pone en planta
a ese hombre llamado "cortijero";
no al dueño, sino al temporero
que duerme reliado entre su manta.

Allí en el pajar, gime su garganta
las penas que sufre el jornalero
cuando del día, al labor primero
de su profundo sueño se levanta.

El casero, en la cocina espera
con la comida (por escasa, sana)
a todo el personal de la labranza

que apretando sobre la mancera,
a la primera vuelta de besana
les deja flaca y vacía la panza.

EN LA POSADA DEL PUEBLO.
**

Entre humo y llaman ardía la lumbre
que calmaba los fríos días de abril,
experiencia dada de los años mil,
grabándose en el techo su relumbre.

Cinco gatos y el perro de costumbre
esperaban el descuido femenil
que, por necesidades y razone mil,
beben toda la leche del azumbre.

Un anciano sentado ya a la mesa
acude socorriendo con torpeza,
dejando abandonada su comida.

Mas, la gente felina y "sinvergüensa"
se llevan cuanto pueden con presteza
dejando, en la despensa, gran herida.

AMISTAD PERDIDA.
**

¿Qué haré sin tu amistad y tu sonrisa
cuando te encuentre frente a frente?
¿Qué pasará entonces por mi mente,
esta mente que corre tan de prisa?.

Como agua que rebosa por la lisa
de los blancos bordes de una fuente,
de nostalgia corre por mi un torrente,
recordando ratos de humor y risa.

Si a eso nuestro se le llama error,
¿por qué no dejarlo todo a un lado
sólo por la amistad que hemos tenido?

Yo ahora vivo sufriendo el sinsabor
de verme, por muy poco, despreciado.
Por ti, creo, debo ser más comprendido.

IGNORANTE.
**

¡Cómo recuerdo ahora, pienso y río
cuántas ignorancias cuando mi niñez!
¿Pues qué será cuando llegue mi vejez
si con años, a los años desafío?

¿Sentiré otra vez aquel principio mío?
¿Nuevamente vendrá, amor, otra vez
que muerto quedaste y, aún después
me diste largo y penoso amor impío?

¡Ay! mundo engañoso y gran embustero,
capaz de confiar al más receloso...
¡Gendes huellas dejas en la historia!

Muchas esperanzas prometes "sincero",
después muestras un mar proceloso,
ahogando en su fondo una memoría.

DESENGAÑO.
**

Está mi alma tan dañada y llena
de dolor, amargura y desencanto,
que no puede sufrír ni más ni tanto;
quizá no pueda ni al bergas la pena.

El corazón, cansado en su faena
de llevar la pesada vida, tanto
que, alegría covierte en llanto
y en venosa sangre torna la buena.

¿En qué pueden poner ya su esperanza
resabiados al fin, de tanto quebranto?
¡Lastimero son que asus oídos suena!

¿Agravios desamor, pena, añoranza?
--No, no es eso. Es retención de llanto.
Llora un poco y ahuyentarás tu pena.

ILUSIÓN.**

Rosa era el papel y negra la tinta,
como negra, entonces, mi esperanza,
cuando lo pronto para mí, tardanza
era, un ramo sin flores y sin cinta.

En mil figuras veo una "finta"
del percal de su bata...¡añoranza!
Graciosidad que el viento en su pujanza
en mi mente tintó y no se despinta.

Quince, veinte, y más años ya lejanos
vienen a mis recuerdos y memorias
como nebuloso y agradable sueño.

De color moreno, una rosa en mis manos
quise tener.¡Qué bonitas historias!
¡Pero más bonitas, cuando fui su dueño!

SUERTE PERDIDA...
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ahogándome en mi mala suerte
sin remedio seguro yo me veo.
Quiero nadar con falso manoteo,
con torpeza y desesperadamente.

A veces pienso hasta en la muerte
por ser la única verdad en que creo,
aun viendo su rostro pálido y feo,
comparables sólo al de esa suerte.

Larga y nómada vida me rodea
sin hacer estable alegría ni pena,
cual oveja del rebaño perdida;

pues todo el que la ve la vocea,
sin creer que ni oveja ni buena
es su imagen, su silencio y su vida.

AMOR SIN AÑOS.
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¿Que no escribo de mor, porque soy viejo?
Cuanto el amor más canas, más alcaza.
Perodona, lector, esta mi confianza,
pero admite que de dé un consejo.

Tiene el amor para mí tal freflejo
que alumbra todo cuanto alcanza
mas, debes amar con cierta templanza,
pues de tanto amar te haces más viejo.

¿A cuánta cosas más en esta vida
crees, hay que amar con mucha prisa?
contesta, que a reponderte juro.

Si es historia contada por vivida,
con más cuidado se anda y se pisa.
A más ha de amar, hombre ya maduro.

DESCARRIADO MUNDO.
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Esxiste en este mundo la loca manía
de extraerle su linda belleza,
maravilla de la Naturaleza
que los progresos roban cada día.

¿Dónde la paz de la infancia mía
que se perdió con pronta ligereza?
¡Qué recuerdos traen a mi cabeza,
mezclando confusos la noche y el día!

Desandando lo andado caminamos
y con alocado descuerdo vemos
lo justo y natural de un ben destino.

¡Ay! a cosas del momento nos ligamos
y cada día que epasa más queremos,
que menos, nos conduzca un buen camino.

AL RÍO EBRO.
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Entre la nueva y vieja arquitectura
de los cuchillos que dividen tus aguas,
veo navegar las ligeras piraguas,
remada por agilidad soltura.

Desde el pretil, diviso la figura:
ar
boleda proyectada en tus aguas
que cruzan y pisan esas piraguas,
como escalando la verdor altura.

Distracción eres, caudaloso Ebro,
de miles de persona que te miran
con mil amores que tu imagen entraña;

pues dando una expansión a su cerebro,
con pasión maña te quieren y te admiran
pore ser arteria principal de España.

TORO INOCENTE.
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¿Sabrás, noble bruto, de tu destino
cuando fiero pisas el redondel?
¿No auguras tu sentencia de cartel
que ejecuta con arte tu asesino?

Tu cuerpo tan fuerte cual viejo pino,
¡Ay! se agota en el momento de caer
rindiendo bravo y fuerte tu gran poder
a un acero de temple duro y fino.

Nosotros, como tú, con fervor fiero
creemos ya ganada la partida
a la mentira que nos burla, nos engaña,

con cita del amor,¡Gran embustero!
Enseñando la muleta de esta vida
y escondiendo la espada con patraña.

EN LA EMIGRACIÓN.
**

Primavera de un año de la vida,
un año más de ilusión y quebranto;
primavera con alegría y con llanto
dañas el corazón con nueva herida.

¡Cuanta esperanza se lleva escondida,
confundiendo otras cosas con encanto
que, a su vez, produce más espanto,
mirando y pensando alto y con medida.

El corazón aún joven, se hace viejo;
pues no hay un poder que lo retracte
de este mundo que nos precipita...

Y al mirar el cristal de ese espejo,
también veo del cristal su contracte.
Tú, yo, Pepi, Maritere y Rafita.

A MI QUERIDA PEÑA.
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Como el roble, que a los años vence,
con tu solera tu eres vencedora;
hija de este Córdoba señora
que por joyera y joya resplandece.

Cuando vengo a ti, creo, o me parece,
que aquel ayer se torna en un ahora,
cuando en tu recinto la guitarra mora
gestaba alegrías que hoy tu cuna mece.

He pasado muchos años en tu ausencia;
mas vuelvo a ti con igual cariño.
De los que te fundó, soy el "Gordito"

Pues sólo esto puede mi ocurrencia,
pero entre nostalgia y un poco aliño
éste, mi piropo, te dejo escrito.























































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miércoles, 3 de febrero de 2010

VIENDO, PENSÉ...

Me asomé al balcón
de la injusta vida...
Triste y feo panorama.
¡Cuánta miseria!
¡Cuánta ruina!
¡¡Verdadero drama!!
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EN AQUEL LADO DEL RÍO.
***
Aturdido, cansado y sin idea,
junto a una plaza me encontré;
unos poyos me ofrecían descanso,
su negra sombra un ciprés,
musicalidad unos pájaros
y una fuente me invitaba a beber.

A mi espalda, un campanario,
a mi izquierda, un no sé qué,
a mi deracha, un convento
y vestida de negro, en la puerta
golpeaba, implorando, una mujer.
Salió una monja y le dijo:
"hoy, no. Vuelve mañana ota vez".
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A LA MUJER CORDOBESA.
***
Llevas la Arabia en tus ojos.
La graciosidad en tu cara.
Y en tu cuerpo medianito
de cordobesa sultana, llevas
el don "infinito"para enamorar mi alma.
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CÓRDOBA BONITA.
***
Blanca alba, rosa aurora.
¡El color de la mañana!
Torera,joyera y "cantaora".
Eres cuando el día crece,
más bonita, más galana,y,
al ser judía y ser mora,
tu figura se engrandece
ataviada de cristiana.

CREYENTE..

Con mis pensamientos voy,
con mis pensamientos vengo;
nadie sabe lo que busco
y sólo Dios lo que encuentro.

Ayer-mañana, en la Iglesia,
crucé del postigo a dentro
y enmedio de su gran nave
inundada de silencio,
de luz un rayo sueve,
de colores contrahecho,
por sus ventanales altos
caía sl suelo casi recto.

Me acerqué donde moría
con paso indeciso y lento
y el espectro de su luz
me cruzó por todo el pecho
y allí, junto al corazón...
¡Qué ardor sentí de su fuego!

rafael

rafael
Rafael 1957