Por las vetustas y estrehcas callejas
de esta Córdoba bella,"lejana y sola",
ya se advierte la eterna primavera
con ardientes colores de amapola...
Tras los hierros de cercanos balcones,
geráneos, claveles, rosas, gitanillas,
esparcen el perfume entre otras flores
que, al Islam debemos su semillas,
importadas de ancestros árabes españoles.
Herencia de una raza fuerte y bella,
que dejaron para siempre en nuestra tierra
aquellos descendientes de la CASA OMEYA.
miércoles, 31 de marzo de 2010
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