viernes, 28 de mayo de 2010

SEIS DE JULIO, SEGUNDA PARTE

Algunos miembros de las familias, ya en las puertas de sus casetas, se desperezan soñolientos aún del sueño de la pasada noche, viendo romper las olas a sus mismos pies, con su cresta espumosa y blanca como la nieve de montaña.
Los más pequeños del clan, ríen y se alborotan dando marcha atrás para no mojarse los pinreles.

Una bandada de gaviotas pasan graznando a media altura por encima de estas familias que, una más retrasada en su vuelo, deja caer sobre el techo de lona de una de estas casetas, unos residuos blancuzcos de excrementos. Los niños ríen a carcajada por las ocurrencias del ave, mientras los mayores maldicen su inoportuna necesidad intestinal…
Yo sigo caminando junto a Currillo que, al llegar a la altura del chiriguinto de su “amor”, emprende una dislocada carrera hacia él, esperando encontrar a aquella perrita que le había trastornado la cabeza como nos pasa a los humanos cuando nos enamoramos perdidamente.

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rafael

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Rafael 1957