miércoles, 9 de junio de 2010

POREL PASEO MARÍTIMO,SEGUNDA PARTE

Seguimos caminando hasta el final del paseo. Allá al fondo nos topamos con un minitrén, del cual y de su dueño, me contó la “historia” “Aquel hombre, seco como un junco, de rostro afilado y nariz de indio, había sido maquinista de la RENFE. Cuando le llegó su jubilación se le hacía insoportable acoplarse a la inactividad. Se desesperaba viviendo así. Un cuerpo ágil, sin grasa ni vientre, ¿cómo iba a sentarse en un sillón para el resto de sus días? Lo suyo era manejar los mandos de una locomotora, y él tenía que continuar ejercitando su viejo oficio, y se le ocurrió montar un minitrén de feria, que bautizó con “El tren de la Alegría”.

Allí concurrían casi todos los niños de los veraneantes para viajar en aquel artefacto, gusano mecánico que giraba alrededor de un simulado túnel cubierto por una mugrienta lona de descoloridas franjas y que, al finalizar su trayecto, derramaba, bondadoso, unos juguetillos de plástico para su infantil clientela. ¡Cómo disfrutaban allí los niños día tras día en sus continuos viajes de rotación!

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rafael

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Rafael 1957