lunes, 18 de enero de 2010

EN ESTADO DE COMA-- CAPÍTULO VIII

Una terriza calle le condujo al centro de aquel poblado, donde un árbol de tupido ramaje y dos bancos de mampostería era todo cuanto adornaba aquella plazoleta. Dos vetustos hombres ocupaban uno de aquellos asientos mientras fumaban algo que desprendía un mal olor. Conrado ya había detenido su moto delante de éstos, y ellos despegaron sus posaderas de los duros asientos y le preguntaron qué se le ofrecía.
Contestó que él era vendedor ambulante e iba buscando clientela. Llevaba varios artículos que podían interesarle sobre todo, a las mujeres.

Uno de los hombres se dirigió a una puerta próxima,y salió una señora que cruzó unas palabras con él, y éste fue llamando a otras vecina formando un corro alrededor de la moto. Conrado abrió la maleta y todas la mujeres curiosearon el género que había dentro de ella, pero a ninguna les interesó nada lo que llevaba el vendedor.Sólo uno de aquellos dos hombres se interesó por una navaja que, según Conrado era auténtica de Albacete y no de hoja de sierra como creía el cliente.

¡Qué decepción se llevó El "agente de comercio"!Sólo cuatro pesetas acababan de entrar en sus bolsillos.
Aquel día regresó a la pensión algo mohíno, y cuando iba llegndo al pueblo se notó cierto malestar en su cuerpo. Al fin llegó sobre la hora del mediodía. Con agradable saludo le recibió Dora que, en esos momentos salía de la cocina enjugándose las manos en su delantal blanco de rayas azules. Ésta pregunto al huesped cuándo quería almorzar, y Conrado le contestó que no tenía el menor apetito y que se iba a echar un rato en la cama, pues al parecer no se encontraba muy "católico".
Se metió en la dura cama y no obstante quedó dormido, pero al poco despertó con una horrenda pesadilla: El manijero aquél al que había vendido el reloj de famosa marca, le amenazaba con un garrotazo en sus espaldas si no le devolvía los tres duros que le había estafado unos días antes, cuyo engaño lo iba a pagar bien caro si no se venía a razones en su justa reclamación... Conrado, dentro de aquella pesadilla, corría cuanto podía para no ser alcanzado por aquel decepcionado cliente, que le decía a grandes voces: --Ladrón, a mí el que me engañe ya está arreglado; te voy a moler las costillas,y, oyendo estas palabras fue cuando Conrado despertó con el corazón a mil revoluciones y se sentó en la cama diciendo aún entre sueños: ¡Qué tío más bruto! Menos mal que yo corría más que él. Se tranquilizó al ver la realidad del momento y celebró para sí que sólo se trataba de una pesadilla, pero seguro que por aquel camino no volvería a pasar por si aquello anunciaba algo premonitorio.

Llegó la noche, y como era de esperar, por fuerza de aquello que ya se estaba haciendo una costumbre, después de cenar, se fue al lugar de la "tertulia" en la que ya estaba el "doctor" esperándole para darle la tabarra del funcionamiento del cerebro y sus contactos con otros órganos del cuerpo:

--Hoy, amigo Conrado le voy a hablar de la tan manoseada adrenalida que tan en moda se está poniendo. Ésta es la segunda familia de las biógenas que está formada por un conjunto de sustancias de importancia nuclear: son las llamadas catolaminas, una verdadera "saga", cuya bisabuela es la llamada L-dopa y el resultado final es la popularísima e inquieta nieta llamada adrenalidna. Todos estos neurotransmisores están ampliamente distribuidos en el cerebro y su acción especial en numerosísimas funciones de nuestro comportamiento. Desencadena emociones tanto positivas como negativas, ponen en marcha la motivación, y provoca entre otros malsanos, la depresión de todas sus formas.

Conrado, más que aguzando el oído, se le querían salir los ojos de sus cuencas mirando sin pestañear, cómo salían las palabras del "doctor" por su boca como disparos de una ametralladora... continuaba el "medico" sin dar descanso alguno a su oratoria. Su exceso, en cambio, puede dar lugar a anciedad o a euforia excesiva entre otras muchas respuestas. De ahí que actuar sobre ello sea labor principal de los psicofármacos. A su vez, la dopaína es absolutamente necesaria para el equilibrio nervioso y muscular, a tal extremo que su destrucción o inactivación es la causa de la enfermedad de Parkison caracterizada entre otros síntomas por intensos temblores musculares.
La istotamina es el tercer pariente de la familia numerosa de animas biógenas. Distribuidas también por los sistemas nerviosos, estimula la secreción gástrica...

Conrado pedía a todos ls santos que él conocía que aquel monólogo del "odctor" terminase, porque a él los párpados se le estabn cerrando y a veces aquellas palabras del viejo le sonaban ya muy lejanas.

Por fin el "médico" llegó a su fin con aquellas últimas palabras, y Conrado dio un suspiro interior que hasta se dolió del pecho.

El lucero del alba estaba ya asomando por el curvo horizonte iluminando con su azulada luz parte de eso que los poetas llaman "el azul del cielo", cuando Conrado se dirgía al corral donde tenía aparcada su moto durante la noche. Como la luz aún no era muy clara, no advirtió al momento que la rueda delantera de su estimada máquina estaba sin aire, totalmente vacía. ¿Donde se habría producido el pinchazo?--se preguntaba un tanto desaírado- ¡Vaya fastidio! Ya se le había echado el día por alto. Intentó meterle presión con la bomba de pedal, pero al momento se quedaba vacía.

No había otra opción que buscar un taller de neuméticos donde poder arreglar el pinchazo ¿Lo habría en aquel pueblecillo? ¡Qué bah! Indagó por todas partes y se informó que, sólo en el vecino pueblo, que distaba unos cinco kilómetros, se podría arreglar la subsudicha avería.

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Rafael 1957