domingo, 17 de enero de 2010

EN ESTADO DE COMA- CAPÍTULO VI

Se escucharon mormullos de personas hablando en la puerta de la calle y acto seguido tocaron con el llamador. Era una cuadrilla de picapedreros que buscaban alojamiento.
Venían a picar pìedra a una carretera de la comarca, pues entonces las secundarias eran de piedra apisonada.

Hablaron con el "doctor", y éste con ayuda de Dora les acomodaron en unas habitaciones cerca del segundo patio de la casa.
Por aquella noche la tertulia "doctor"--Conrado había tocado fin. Lo primero de todo era atender el negocio...

Al siguiente día, como una obligación diaria que era,salió Conrado a su trabajo con dirección a otra cortijada que, el día anterior había divisado a larga distancia cuando volvía para la pensión con la maleta vacía. Aquella cortijada, según él pensaba, también debía estar virgen. Llegó a aquel lugar y, ¡qué manera de de vender! No le daba tiempo a atender a una comadre, cuando otra ya había elegido los dos pares de medias que le quedaban. Otras vecinas arramblaban con los brillantes zarcillos que aún quedaban en la maleta del vendedor, pra regalo de sus nietas. Las pulseras de hojalata las vendió en un momento cual fuesen dulces rosquillas del tío Curro; tres pares de bragas, llamadas cucos por aquel lugar, no le dio tiempo a sacarlas de la maleta. Se las rifaron aquellas clientas dejando aquel "escaparate" más vacío que la cabeza de don Quijote... ¡Otro bombazo más del vendedro!
Pero como todo no viene a pedir de boca, de regreso al pueblo, al pasar por un arroyuelo se le mojó el istema eléctrico de la moto, y ésta dijo que no rodaba más.
¡Vaya por Dios! Sin ayuda de nadie enmedio de aquellos desiertos campos, y la motocicleta que no quería funcionar. Metió mano a quitar la bijía (eterno tormento de los motoristas de aquellos tiempos) pero ¡cah!, no era la avería de costumbre. Ahora se trataba de algo más complicado. ¿Qué hacer?-se preguntaba para sí-. ¡Malos mengues me coman! Será posible que en esta vida no sale un día redondo del todo...
¿He cometido yo algún pecado o estafa alguna más allá de lo que es defender el comercio? ¿He engañado yo a alguien para merecerme este castigo? Si todo mi género es una bendición de Dios y, además lo he dado en precios increíbles,¿Por qué me castiga a mi el Cielo, si es que el Cielo castiga? Después de tanto lamento como echó al viento en medio de aquella soledad, no le quedó otra opción más que coger su vehículo de reata, y con grandes esfuerzos le fue achuchando por aquel camino terrizo de dos mil diablos.
Ya cansado de tanto empujar a la dichosa moto, empezó a sentirse agotado y se sentó en un ribazo del camino. Allí descansó un largo rato, pero las horas se iban consumiendo y el día se achicaba. Pensaba que no llegaría al pueblo con la luz del día...Estaba más que visto, el diablo le había salido al paso! Antes de reanudar la marcha y rezarle a todos los santos de que él tenía noticia, también quiso hacerlo y pedirle clemencia al patrón de su pueblo natal, pero por obra del demonio, no se acordaba del nombre de éste... ¡Milagro de Dios! Probó a dar otra vez al pedal de arranque de su vieja moto y ésta salió marchando como si nada hubiese ocurrido.
Montó en ella y continuó hacia la pensión, y entre otras muchas cosas que se iba amasando en su magín, se le vino un chiste a su memoria que la gente de Yuncos (con todo respeto)contaba de don Jesús, el cura del pueblo, su gran amigo, porque Conrado a pesar de ser una persona más bien rústica sabía diferencial los amigos de las instituciones, y aunque él no fuese a la Iglesia, don Jesús se lo toleraba porque sabía que era buena persona y por lo cual, a Conrado le parecía una irreverencia que aquello se le viniese a su mente en tan críticos momentos, y hacía por ahuyentar de su mente aquellos pensamientos, no fuese a recibir otro castigo mecánico en su medio de transporte.

Por fin legó sano y salvo cuando las mortecinas luces de aquel pueblecillo jienense empezaban a alumbar sus tortuosas calles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

rafael

rafael
Rafael 1957