jueves, 5 de noviembre de 2009

SONETO

Está mi alma tan dañada y llena
de dolor, amargura y desencanto,
que no puede sufrir ni más ni tanto;
quizá no pueda ni albergar la pena.

El corazón, cansado en su faena
de llevar la pesada vida, tanto,
que alegría convierte en llanto
y en venosa sangre torna la buena.

¿En qué pueden poner ya su esperanza
resabiados de tanto quebranto?
¡Lastimero son que a sus oídos suena!.

--Agravios, desamor, pena, añoranza?
--No, no es eso. Es retención de llanto.
Llora un poco y ahuyentarás tu pena.

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rafael

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Rafael 1957