martes, 10 de noviembre de 2009

POBRE PASTORCILLA..

Vagando por el erial ingrato
detrás de treinta cabras
la desgarrada muchacha virgen,
una broncínea enflaquecida estatua.

Tiene apretadas las morenas carnes,
tiene ceñuda y soñolienta el alma,
cerrado y sordo el corazón de piedra,
secos los labios, dura la mirada...

Sin verla ni sentirla, la estéril vida arrastra
encima de unas tierras siempre grises,
debajo de unas nubes siempre pardas.
Come pan negro, enmohecido y duro,
bebe en los charcos enturbiadas aguas,
se alberga en un cubil, viste guiñapos,
y se acuesta en un lecho de retama.

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rafael

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Rafael 1957