¡Que alegre soñar con lo que quieres!
¡Qué triste la ficción que no deseas!
Doloroso es ver a tus seres queridos
que estando difuntos les ves vivos.
Que le hablas, te contestan, te sonríen,
te acarician, te reguntan y te tocan,
te abrazan y te besan con su boca.
Y cuando descubres tantas cosas fingidas
qué desengaños te vueleves a llevar...
¡Y pensar que así es gran parte de
la ilusionada vida que vivimos!
La soñamos, la fingimos; e igual
que a nuestros seres más queridos
nos los imaginamos después de su final
y, en ningún momento más, les vimos.
martes, 2 de febrero de 2010
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