En plena juventud, por tu ignorancia,
dejaste de existir, querida Tassia.
Cuando más alegre discurría tu vida,
gozando de la libertad de este paraje
vino a visitarte, en negro traje,
un dudoso fantasma, allí en la cima...
Pupulará un recuerdo en el ambiente
junto a este "humania", eternamente,
con loor, cariños, nostalgias y respetos
para los que con esmero te cuidaron
y en nefacto día te lloraron,
sobre todo, mis hijos y mis nietos.
sábado, 19 de diciembre de 2009
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