domingo, 27 de diciembre de 2009

¡CÓMO PASARON LOS AÑOS!

¡Cómo se recuerda ahora
cuando vas cumpliendo años,
aquellos de juventud
que se esfumaron volando
por el espàcio del tiempo
de recuerdos impregnados!

Cuando libre allá en el campo
yo era como los pájaros.
Mi vuelo era la ilusión
de subir siempre más alto...
Cuando aquellas esperanzas
me llevaron al escenario
de muchos cosos taurinos
donde,los triunfos más altos
tomaron otros caminos
conduciéndome al fracaso.

Entonces, como era antes,
terminé mi amor firmando
en compromiso de boda
cumpliendo ya lo pactado,
de oro, un anillo puse
en el dedo de una mano
de una compañera fiel
que para siempre a quedado.

Para el resto de la vida
que Dios nos ha deparado
donde, aún vivimos unidos
con nuestros hijos al lado
y agrandando la familia
con nietos y otros ahijados.

Cuando en mis varios oficios
por este mundo bregando
sufriendo de la vida, avatares,
mi esposa me ha sosegado
con su templada paciencia
mi intemperancia ha calmado.

Y en mi frente sudorosa,
de aquellos muchos trabajos,
mis callosas manos, duras,
con resignación limpiaron...

En aquellos intermedios
de mis forzados trabajos,
no obstante, yo fui grabando
la poesía de ésta, mi vida,
de obrero, de un operario,
y... de un poeta ignorado.

Mi amistad fue con los libros,
y cuando tenía un descanso,
echaba atentas miradas
a lo que escribieron otros,
hombres cultos y avezados
en materias de esta vida,
donde yo me fui fijando
y conseguí aprendizaje
en la "Universidad" del Campo;

Allí donde yo aprendí
más de bueno que de malo.
Y en todo aquel mecanismo
de las labores del campo,
gocé de una libertad
que de menos voy echando.

Entre animales de yugo
y otro diverso ganado,
pasé de la pubertad
a la mayoría de años.

¡Cuando yo oía la calandria
que se escuchaba en lo alto
de la invisible distancia
de aquel cristalino espacio
que precede a la mañana,
antes de que apunte el astro,
el más cerano a la Tierra
que vida nos sigue dando!

Aquel rumor de la fuente
cuando en el cortijo "bajo"
se confundía con el viento
que movían las verdes ramas
de los eucaliptos altos..!

Cuando la voz del gañán
que en la besana labrando
cantaba el fandango alegre
que el viento iba transportando
a aquellos vecinos próximos,
los que vivían esperando
de la mísera cosecha,
el pan para todo el año...

Cuando ya, vecino del pueblo,
yo traté con mucha gente,
y de mujeres respetado,
porque yo a ellas respeté,
aunque fui un enamorado
de esa belleza ideal que,
fuera y dentro guardando
lleva toda femenina,
madre del género humano.
Amor les tuve a los míos,
los que fueron y son hermanos
que, no en pocas ocasiones
de mis padres me "apartaron"
y al amor que yo les tuve
los que en la vida lucharon
por mantenernos unidos
en este mundo malvado
de errores y de traiciones,
que mi corazón dañaron...
¡Ay! ya hemos llegado a mayores;
ya se pasaron los años
aquellos de juventud,
los que aún sigo añorando.
Mas ahora queda el consuelo
de poder seguir contando
la historia que yo viví
cuando fui hombre de campo.

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rafael

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Rafael 1957