viernes, 30 de octubre de 2009

A LAS ERMITAS DE CÓRDOBA (SONETO)

Entre pinares, tomillares y romero,
tu blanco cuello cual una paloma,
erguido alzas en tu cresta loma,
vigilante siempre hacia tu cielo.

Del nuevo día, al albor primero,
por encinas y matorrales asoma
alumbrando tus lares y tu aroma,
la luz matutina de un lucero.

Traquilidad allí en tu altura...
¡Quién pudiera gozar eternamente
morando para siempre en tu colina,

donde la vida es mucho más pura,
el hombre más noble, más consciente,
la paz, má sosegada y más divina!

(Publicado y premiado el 4-4-1990)

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rafael

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Rafael 1957